El consumo excesivo de proteínas, lejos de ser siempre beneficioso, podría tener efectos negativos en la salud a largo plazo. Así lo advirtió una reconocida especialista en longevidad, quien explicó que una dieta demasiado rica en este nutriente puede acelerar el envejecimiento biológico y afectar los mecanismos naturales de regeneración celular.
En los últimos años, las dietas hiperproteicas se popularizaron como una estrategia efectiva para ganar masa muscular o controlar el peso. Sin embargo, distintos estudios comenzaron a señalar que mantener una ingesta elevada de proteínas durante períodos prolongados podría alterar el equilibrio del organismo. Este debate cobró fuerza a medida que los expertos en envejecimiento saludable analizaron la relación entre nutrición, hormonas y longevidad.
proteinas alimentos harvard.jpg
Por qué las proteínas pueden acortar la longevidad según una experta
La nutricionista y especialista en envejecimiento saludable Melanie Murphy Richter señaló en una entrevista con el medio estadounidense Parade que consumir más proteínas de las necesarias puede “acelerar el envejecimiento biológico en lugar de retrasarlo”. Según explicó, la cultura del bienestar transformó este nutriente en un símbolo de vitalidad, llevando a muchas personas adultas a superar ampliamente los valores recomendados por las guías alimentarias.
En la misma línea, el médico Joseph Antoun, director de la compañía de biotecnología L-Nutra, coincidió en que un consumo alto de este tipo de alimentos, en especial de origen animal, estimula de forma continua una hormona conocida como IGF-1 (factor de crecimiento similar a la insulina tipo 1). Aunque esta sustancia cumple un rol clave durante la infancia y la adolescencia al favorecer el crecimiento y la reparación celular, mantenerla activa de manera crónica en la adultez puede acelerar el deterioro de los tejidos.
Cuando las proteínas se consumen en exceso, el organismo reduce su capacidad de autofagia, el proceso mediante el cual las células eliminan residuos y se regeneran. Esta interrupción provoca la acumulación de radicales libres y un aumento del estrés oxidativo, dos factores directamente vinculados al envejecimiento prematuro y a un mayor riesgo de enfermedades crónicas.
Omelette
Además, la variedad de ingredientes que podemos incorporar permite sumar vitaminas, minerales y fibras esenciales para una dieta equilibrada.
Pexels
Además, metabolizar cantidades elevadas de proteínas necesita de un esfuerzo adicional a los riñones y puede alterar el equilibrio hormonal. “Si este mecanismo permanece activado de forma constante, se acelera la degradación celular y se abren las puertas a diversas patologías”, advirtió Antoun.
Los síntomas de una sobrecarga proteica incluyen fatiga, mal aliento, problemas digestivos, náuseas y hasta un incremento no deseado de peso. A largo plazo, esta tendencia puede derivar en trastornos renales, afecciones cardíacas, diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer. Por eso, los expertos insisten en ajustar la dieta según las necesidades individuales y prestar atención a las señales que envía el cuerpo antes de que aparezcan complicaciones.
Antoun sugiere que las personas menores de 65 años consuman entre 0,7 y 0,8 gramos de proteína por kilo de peso corporal, priorizando fuentes vegetales. En cambio, quienes superan esa edad pueden aumentar ligeramente la cantidad y complementar con proteínas animales si presentan pérdida de masa muscular o peso.