Tiene más de 100 años y sigue administrando dos granjas con múltiples actividades: cuál es su clave para la longevidad

A los 102 años, un agricultor brasileño continúa activo y lleno de energía. Su rutina incluye tanto trabajo y equilibrio como pasión por el campo como fórmula.

A sus 102 años, Ranulfo Custódio Alves continúa desafiando el paso del tiempo con una vitalidad que sorprende incluso a los más jóvenes. Vive en el municipio de Camapuã, en el estado brasileño de Mato Grosso do Sul, y mantiene una rutina marcada por el trabajo rural, la actividad física y la conexión constante con la naturaleza. Además de manejar y andar a caballo, aún gestiona personalmente sus dos granjas, coordinando tareas, controlando finanzas y realizando mantenimiento.

Mientras la esperanza de vida global crece y a la vez las rutinas sedentarias son cada vez más comunes, su caso demuestra que la longevidad activa puede lograrse con hábitos simples, disciplina y una actitud positiva frente al trabajo diario. Ranulfo se enfoca en el esfuerzo físico, la alimentación consciente y no descuida los momentos de ocio, una fórmula que, según él, le permite conservar la energía y el entusiasmo a pesar de su edad.

Este hombre asegura que no existen secretos milagrosos, sino principios claros que aplicó toda su vida. Bajo su propia experiencia, sostiene que la clave está en mantenerse ocupado, comer bien y no perder el contacto con lo que se ama hacer cada día.

Ranulfo Custódio Alves

Qué dijo el hombre de 102 años con sus claves para la longevidad

Al ser consultado sobre cómo logra mantenerse activo y saludable, Ranulfo explicó que su bienestar se basa en cinco pilares fundamentales: buena alimentación, trabajo constante, disciplina, atención médica preventiva y tiempo para el ocio.

El primero, la alimentación, ocupa un lugar central en su filosofía de vida. Según cuenta, comer equilibradamente y evitar los excesos fue esencial para conservar su fuerza. “Una buena alimentación es el factor principal para vivir más”, asegura convencido.

El segundo pilar es el trabajo. Para él, mantenerse en movimiento a través de las labores del campo no solo fortalece el cuerpo, sino también la mente. “Cuando trabajo, es mi deporte y me gusta. Muevo mi cuerpo, cuido mis cosas. Es ocio”, explica. Aún hoy supervisa el funcionamiento de sus dos fincas, repara cercas, participa en el cuidado del ganado y coordina al personal.

Su tercer hábito clave es mantener una rutina constante. Se levanta entre las 4:30 y las 5:00 de la mañana y organiza su jornada según las tareas del día. “No tengo una tarea fija; hago algo diferente cada día”, comenta.

Ranulfo Custódio Alves

En cuanto a la salud, Ranulfo también remarca la importancia de los controles médicos. Aunque no depende de medicación, realiza chequeos frecuentes y sigue ciertas recomendaciones para prevenir dolores. “Tomo algunas pastillas, pero no es obligatorio. Si no las tomo, no me siento mal”, afirma con humor, destacando que conserva buena visión y audición.

El último de sus pilares es el disfrute personal. Entre sus pasatiempos preferidos está la pesca, especialmente en el Pantanal, una actividad que considera vital para su bienestar emocional. “Tengo que ir más despacio por mi edad, pero pescar es una de las cosas que más disfruto”, señala.

Su hija, Renata Alves, resume su carácter con una frase: “Siempre fue un hombre activo, trabajador y de buen humor. Nunca lo vi quejarse de nada”. Ranulfo nació en 1923 en Três Lagoas y, desde los 18 años, se estableció en Camapuã, donde formó su familia y levantó con esfuerzo sus granjas. Con emoción, reflexiona: “Fue mucho trabajo, sufrimiento y protección divina”.

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