Se aproxima un fin de semana largo y muchas personas buscan opciones para visitar en los alrededores de la Ciudad de Buenos Aires. Uno de los más recomendados es Gardey, un pequeño pueblo que pareciera que no avanzó en el tiempo.
Este destino con tintes de la época antigua, invita a los visitantes a vivir una experiencia única. Todos los detalles.
Se aproxima un fin de semana largo y muchas personas buscan opciones para visitar en los alrededores de la Ciudad de Buenos Aires. Uno de los más recomendados es Gardey, un pequeño pueblo que pareciera que no avanzó en el tiempo.
Gardey fue fundado en 1907 en torno a la estación del ferrocarril, conserva antiguas construcciones y un ritmo de vida apacible. Sus calles de tierra y sus casas bajas conforman un paisaje típico de la pampa bonaerense, donde el tiempo parece transcurrir de manera diferente.
Es un lugar donde las puertas aún permanecen abiertas y donde los vecinos se conocen entre sí. Es un destino pintoresco, de casas antiguas, plazoletas y pocas calles asfaltadas, donde el espíritu emprendedor se percibe en cada esquina. Con poco más de 1.000 habitantes, Gardey sigue latiendo a la par de la ciudad de Tandil.
Gardey es una localidad del partido de Tandil, Provincia de Buenos Aires. Está ubicada a cinco leguas aproximadamente de Tandil y 80 km de Azul en medio de una horqueta conformada por los arroyos Chapaleofú chico y grande.
Por su cercanía con Tandil, es recomendable acceder por la ciudad cabecera del partido bonaerense para dirigirse a Gardey. Esto lleva un camino de 28 kilómetros, que atraviesa la Ruta Nacional 226 y la Avenida Julio Gregorini.