Dormir con una mascota no solo es una experiencia tierna y reconfortante, también tiene efectos concretos en la salud mental. Investigaciones recientes dieron a conocer que compartir la cama con un perro o un gato puede reducir los niveles de ansiedad y mejorar el descanso nocturno. Esta práctica, cada vez más habitual en casas de todo el mundo, sobrepasa al afecto, ya que activa procesos hormonales que calman el cuerpo y favorecen el bienestar emocional.
El vínculo entre humanos y animales se fortaleció con el paso del tiempo. Hoy, las mascotas no solo forman parte de la familia, sino que también cumplen un rol terapéutico. Perros y gatos actúan como soporte emocional, ayudan a personas con trastornos de salud mental e incluso participan en tareas de rescate. En este contexto, no resulta extraño que muchas personas encuentran consuelo al dormir acompañadas por su mascota.
Durante la noche, los perros buscan calor y cercanía. Su tendencia a dormir sobre la almohada de la persona que está a su cargo responde a un instinto de protección y apego. Pero además, su presencia tiene un impacto fisiológico positivo en el cuerpo humano, que explica por qué tanta gente prefiere no dormir sola.
Qué sucede científicamente cuando dormís con tu mascota
Desde un punto de vista hormonal, dormir con un animal de compañía desencadena la liberación de oxitocina, conocida como la “hormona del amor”. Este compuesto químico está asociado al apego, la calma y la confianza. Al mismo tiempo, reduce los niveles de cortisol, la hormona vinculada al estrés, y ayuda a estabilizar el sistema nervioso en personas con ansiedad.
Expertos señalan que lejos de interrumpir el descanso, muchas personas que comparten la cama con su perro o gato afirman dormir mejor y sentirse más relajadas. La sensación de compañía, seguridad y calidez que genera una mascota influye directamente en la calidad subjetiva del sueño.
El comportamiento de los perros también aporta al entendimiento de este fenómeno. Por naturaleza, tienden a dormir en grupo para conservar el calor y sentirse seguros. Cuando lo hacen en la cama del dueño, e incluso en su almohada, están replicando esa necesidad de cercanía. Su olfato detecta el aroma humano como un factor de tranquilidad, lo que refuerza aún más el vínculo.
El veterinario Gabriel Rojas, de la clínica Ottovet en Bogotá, explica que este hábito no tiene consecuencias negativas si se mantiene una correcta higiene del animal y del entorno. Las vacunas y desparasitaciones al día son muy importantes para prevenir cualquier riesgo. En ausencia de alergias, dormir con una mascota puede ser una rutina positiva tanto para el humano como para el animal.