La Reserva Federal de Estados Unidos decidió este miércoles mantener sin cambios las tasas de interés, en una decisión que evidenció divisiones internas poco frecuentes dentro del organismo. Por quinta reunión consecutiva, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) optó por sostener los tipos en el rango de 4,25% a 4,50%, con una votación de 9 a 2.
Esta resolución dejó expuesta una grieta dentro de la Junta de Gobernadores, donde dos de sus miembros se pronunciaron a favor de un recorte, un hecho que no ocurría desde hace más de tres décadas.
La Fed, presidida por Jerome Powell, argumentó que la economía estadounidense muestra señales mixtas. En su comunicado, sostuvo que "la tasa de desempleo se mantiene baja y las condiciones del mercado laboral son sólidas", aunque reconoció que la inflación continúa siendo "algo elevada".
A su vez, el organismo observó una moderación en el crecimiento económico durante el primer semestre del año, lo que podría reforzar la posibilidad de reducciones en las tasas de interés en futuras reuniones, siempre y cuando se mantenga esa tendencia.
Sin embargo, las perspectivas a mediano plazo siguen marcadas por la incertidumbre. La entidad expresó preocupación por los riesgos que persisten en relación con los objetivos de inflación y empleo, en un contexto global influido también por la guerra de aranceles impulsada por el presidente Donald Trump.
Precisamente, dos funcionarios nombrados por Trump, la vicepresidenta de supervisión Michelle Bowman y el gobernador Christopher Waller, se apartaron de la mayoría al votar por un recorte de un cuarto de punto porcentual. Waller, mencionado como posible sucesor de Powell cuando su mandato expire en mayo próximo, manifestó junto a Bowman su postura disidente en un contexto en el que Trump ha intensificado sus críticas a la política monetaria actual, considerándola demasiado restrictiva.
Por su parte, Powell, designado originalmente por Barack Obama y promovido por Trump durante su presidencia, respaldó la decisión de mantener las tasas, alineándose con otros tres gobernadores y con los cinco presidentes de los bancos regionales de la Fed. Esta división interna agrega un nuevo capítulo al debate sobre la independencia de la Reserva Federal frente a la presión política, siendo que se trata de una institución diseñada para establecer la política monetaria independientemente de las demandas de los funcionarios electos.