El Gobierno dispuso la creación de un fideicomiso del trigo para evitar que los derivados de la harina aumenten al ritmo de las fluctuaciones del precio internacional de ese commodity, que subió como consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania, ambos grandes productores.
El fideicomiso es un mecanismo de retención móvil que se incrementa cuando sube el precio del bien. Con ello, se conforma un fondo que compensa a los eslabones locales que compran ese bien para la producción en nuestro país de harina, pan, fideos y galletitas, entre otros.
Ocurre que cuando aumenta el precio internacional del trigo, genera presiones en el precio local, porque se pretende comercializar en Argentina a precios internacionales. El fideicomiso, entonces, ayuda a desacoplar el precio local del internacional.
A diferencia de las retenciones, los fondos del fideicomiso no van al erario público sino que se utilizan para compensar a los eslabones que compran ese commodity y que puedan adquirirlo a precios diferenciales.
En el caso del fideicomiso del trigo, se financia con un aumento del 2% a los derechos de exportación del aceite y la harina de soja, que equivale a unos u$s350 millones.
Con ello, se logra que los molineros compren harina a precios previos a la guerra por un total de 3,8 millones de toneladas.
Quienes exportan derivados de la soja no pierden, ya que este commodity también aumentó, por lo que su ganancia, pese a esa suba del 2% de los derechos de exportación, es un 15% superior al período previo a la guerra. Se trata entonces de un pequeño aporte de la ganancia extraordinaria.
Hernán Letcher es Magíster en Economía Política y Director Centro de Economía Política Argentina.