El mundo del fútbol despide este jueves a Miguel Ángel Russo, un entrenador que dejó una huella en el fútbol, no solo argentino sino también sudamericano. En los últimos días, se volvieron virales de fragmentos cuando el entrenador se animó a hablar de su enfermedad y su amor por el fútbol, lo que puede explicar por qué dirigió hasta sus últimos días de vida.
El entrenador murió a los 69 años después de la lucha de una enfermedad: entre 2017 y 2018 fue diagnosticado con cáncer de vejiga y próstata que lo mantuvo fuera de las canchas por un tiempo, pero cuando se recuperó, volvió ya que era su motivación.
Después de superar la dura enfermedad, en 2022, el exjugador de Estudiantes se animó a hablar por primera vez de aquel momento, cuando, ya recuperado, dirigía al Al Nassr de Arabia Saudita.
“Yo me reía. Venían y me decían ‘qué bien estás’ y yo decía ‘hijos de pu...’. Si yo sabía que estaba muy mal. Fue un momento delicado de mi vida, por suerte lo pude sacar”, reconoció Russo en diálogo con Súper Deportivo Radio en Radio Villa Trinidad.
A modo de recuerdo, Miguel contó que dos días antes de la final de Millonarios contra Santa Fe en Colombia se había sometido a una quimio. “Se largó una lluvia bárbara y yo estaba ahí dando indicaciones”, señaló entre risas y agregó: “Mi oncólogo no entendía nada viéndome así. Decía ‘es imposible que esté tipo esté viviendo lo que está viviendo y hace 48 pasó por una situación totalmente distinta’”.
Fue ahí que no pudo ocultar la emoción y con voz entrecortada por la emoción, Russo admitió lo que representa el fútbol en su vida: “El hecho de ver rodar la pelota me sanaba más que lo demás”.
En esa línea, en diálogo con TyC Sports, contó cómo hizo para dirigir esa noche en el clásico colombiano: “Me ayudó mucho el fútbol. Siempre viví desafiando cosas, si no, no estaría en donde estoy”.
El amor incondicional de Miguel Ángel Russo por el fútbol
Recientemente, Miguel Ángel Russo también habló con Clank! y fue totalmente honesto por el amor con el fútbol y lo que representa en su vida.
En un mano a mano con Juan Pablo Varsky reconoció que tener una pelota bajo la cama y que le da un beso cada mañana. “El día que me levante y no le dé un beso a la pelota llegara el momento. Yo vivo día a día. Lo que me enseñó esta enfermedad es que el día a día es grandísimo”, expresó.