El Tribunal de Disciplina de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) suspendió a ocho integrantes del plantel profesional de Deportivo Morón y otro de Deportivo Madryn, después de que protagonizaran una verdadera batalla campal el pasado domingo cuando disputaron la semifinal del reducido para ascender a la Primera División del torneo local.
Según el fallo del tribunal disciplinario de la AFA, se resolvió la suspensión provisional de Germán Ariel Rivero, delantero de Deportivo Madryn. Mientras que del lado del Gallito del Oeste, los jugadores sancionados fueron Gastón Germán González, Julio César Salva, Franco Lorenzón, Emilio Sebastián Lazza y Elías Fabían Luis Contreras.
También fueron penados el técnico de Deportivo Morón Carlos Alberto Pereyra y el médico Ignacio Arturo Milograna. La lista también incluyó a Joaquín Ariel Livera, quien se perderá los próximos cuatro partidos por haber sido expulsado durante el encuentro.
De acuerdo con el fallo oficial, todos los involucrados pueden presentar descargos por escrito ante el tribunal. El fundamento legal de la medida, basada en los artículos 47 y 48 del Código Disciplinario de la AFA, radica en la gravedad y notoriedad de los hechos, que motivaron la aplicación de suspensiones preventivas hasta tanto se determine con precisión la responsabilidad de cada implicado.
El partido tuvo un arbitraje muy polémico, con una expulsión directa y un clima de tensión creciente en las tribunas y en el campo de juego. A los 13 minutos del primer tiempo, Santiago Postel marcó el único tanto para los locales tras un tiro libre sancionado por el árbitro Pablo Echavarría. La falta que derivó en el gol fue objetada por los jugadores de Morón, quienes mostraron malestar por la decisión.
El desarrollo posterior exhibió a Morón como dominador territorial, aunque sin eficacia en la definición. La segunda mitad trajo la expulsión de Joaquín Ariel Livera, tras conectar un codazo. Sin embargo, hubo dos jugadas puntales previas que terminaron por exacerbar los ánimos del conjunto visitante. Un planchazo y otra durísima infracción desde atrás que bien pudieron valerle la roja a dos jugadores locales, pero que no fueron sancionadas.
Finalmente, la batalla campal se desató cuando terminó el partido. Tras el silbatazo final, los jugadores, técnicos y allegados empezaron a repartirse empujones y golpes de puño. Incluso, la policía intervino de una manera desmedida en el campo de juego y le arrojo gas pimienta al rostro de varios deportistas del Gallito.