Bohemio. Dícese de un modo de vida: que se aparta de las normas y convenciones sociales, como el atribuido a los artistas.
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El trompetista y líder de Dancing Mood se declara hincha fanático del Bohemio y demuestra cómo la pasión por la pelota y el arte se entrelazan incluso en épocas adversas: una historia marcada a fuego, de generación en generación, por la quiebra, la inclusión y el amor por el club.
Bohemio. Dícese de un modo de vida: que se aparta de las normas y convenciones sociales, como el atribuido a los artistas.
A metros de la Avenida Corrientes, en pleno corazón del barrio porteño de Villa Crespo, dicen que se encuentra un club social y deportivo llamado Atlanta. Hugo Lobo, trompetista y líder de Dancing Mood, desmiente esa versión y demuestra que la institución es más que un club: es parte de la vida de miles de personas, es dique de contención de niños y jóvenes, es escenario de amores, peleas y espectáculos.
Lobo se declara hincha fanático del Bohemio y deja en evidencia cómo la pasión por la pelota y el arte se entrelazan incluso en épocas adversas: una historia marcada a fuego, de generación en generación, por la quiebra, la inclusión y el amor por el club. "Desde que nací soy hincha de Atlanta, desde los dos años mi abuelo me traía", se presentó.
El músico, que sigue el camino del corazón y mantiene los códigos del barrio, deja todo en familia. Así como las notas musicales entraron por sus venas gracias a Rubén Lobo, baterista y percusionista tucumano que tocó en la banda de Mercedes Sosa, la pasión por la pelotita fue culpa de Hugo, su abuelo. "Cuando venía con mi abuelo a la cancha, él veía a un niño con la camiseta de Atlanta, o pibes de Inferiores y se emocionaba, en el último tiempo estaba muy sensible. Eso es una cosa que me pasa a mí hoy en día también: veo chiquitos vestidos de Atanta o haciendo alguna actividad me emociona. Lo que se hereda", se emocionó el director de orquesta.
Además, agregó: "La vida en el club me dio todo, relacionarme con otros niños, amigarme, pelearme. Socialmente los clubes hacen eso, después del colegio es lo que viene segundo en ese sentido. En vez de estar en una esquina, estar dentro de un club haciendo una actividad supervisado por un profesional".
Así como Dancing Mood ya es una banda de culto en la escena argentina, su trabajo en Atlanta con la orquesta "Vamos los pibes" ya es un símbolo de la institución. Una orquesta que funciona como merendero para chicos de 6 a 13 años en situación de vulnerabilidad social y funciona dos veces por semana como conservatorio. La música y el fútbol como hilo conductor de todo.
"La orquesta siempre fue integrar a los pibes y pibas entre sí y que sea un espacio de relación. La música si bien es lo central, lo más importante es el momento de la merienda. La música es el canal pero no es lo fundamental en la orquesta. Es el momento que todos son iguales, en que todos están al mismo nivel musical, son un equipo, un conjunto. Ése es el principal objetivo de la orquesta", añadió Hugo sobre La Orquesta, que funciona en el Centro Cultural Los Bohemios Osvaldo Miranda y es gratuita.
El 25 de septiembre de 1991 el juzgado del Dr. Bargalló dictó la quiebra judicial del club y se procedió a la clausura de todas las instalaciones de la institución, incluyendo el estadio. Ubicado en Humboldt 374, a metros de la avenida Corrientes (entre las calles Padilla, Murillo y la avenida Dorrego), el León Kolbowski tiene el orgullo de ser uno de los más accesibles de Buenos Aires en transporte público: en sus inmediaciones circula una veintena de líneas de colectivos, la línea B de subte y el Ferrocarril San Martín.
El renacimiento de una institución porteña en el corazón de Buenos Aires fue una gesta de socios organizados y con la única meta de recuperar el club y la sede social. Un sueño imposible que terminó siendo realidad. Hoy cientos de familias son parte de las 27 actividades deportivas del predio, en el que se han sumado nuevas instalaciones y un crecimiento en proceso, a más de tres décadas de una fecha bisagra.
"Estuve con Dancing Mood en los festivales donde se recaudaba fondos para la quiebra. Es un ejemplo como institución siendo un club muy de barrio. Creció muchísimo en todas sus actividades y todo eso, fundamentalmente, es gracias a su gente", concluyó Lobo, quien alentó todo el partido contra Güemes, por la fecha 30 de la Primera Nacional, junto a su hijo Ramón, de 19 años. Porque Atlanta, antes que nada, es familia.
Producción y realización: Maini Golomb, Daniela Caracuel, Lucila Viera y Camila Alonso Suárez.