Ferro, el club de la familia: Marcelo Tortorelli y el orgullo de heredar la pasión

Su padre le transmitió el amor por el equipo de Caballito y él le inculcó el mismo sentimiento a sus cuatro hijos. Además, organizó el pago de deudas a los acreedores y la institución logró levantar la quiebra tras 12 años.

Ferro Carril Oeste es el símbolo de Caballito. El club del barrio porteño, el lugar de encuentro de miles de socios y fanáticos por la camiseta verde. Uno de ellos es Marcelo Tortorelli, un hincha de 51 años que heredó la pasión de su papá, Eduardo, y supo darle ese legado a sus cuatro hijos. Para él, ir a la cancha a ver los partidos del Verdolaga es la salida familiar ideal. No hay derrota -más allá de la desilusión momentánea- que pueda opacar ese rato que comparte con sus seres queridos.

"Es un momento único que comparto con mis hijos. Acá nos enojamos, lloramos, nos ponemos contentos. Nacimos acá y nos vamos a morir acá", asegura, con lágrimas en los ojos, este socio que supo cuidar el sentimiento familiar por la institución: "Mi papá me trajo de muy chiquito y yo hice lo mismo con mis hijos: los traje de muy chiquititos. De hecho, ellos tuvieron primero su carnet de socio y luego su DNI".

Los Tortorelli tienen ADN de Ferro y lo esparcieron a lo largo de las décadas por las diferentes generaciones: "Mi papá se encargó que hermanos, primos, sobrinos y vecinos se hagan de Ferro". Hace un tiempo, Eduardo no está presente físicamente, pero Marcelo sabe que su viejo lo acompaña en cada paso, cada partido: "Es mi Dios, el que nos cuida a todos".

Hincha de Ferro
Marcelo y su lugar en el mundo: la vieja tribuna de madera de Ferro.

Marcelo y su lugar en el mundo: la vieja tribuna de madera de Ferro.

"Lo vi llorar pocas veces, una fue cuando salimos campeones. Yo tenía 10 años y me acuerdo", rememora sobre uno de los dos títulos logrados en Primera División: Nacional 1982 y Nacional 1984 con Carlos Timoteo Griguol como técnico. Escenas que perduran en la memoria y, en especial, en el corazón.

Una de ellas lo tiene como protagonista en la vieja tribuna popular de madera. Esas que con el transcurso de los años se desarmaron para darle lugar a las cabeceras de cemento. Pero él no se olvidó de ese lugar y tiene atesorado una fotografía del día que le dijo adiós a ese espacio: "Me senté en el lugar donde me ubicaba con mi viejo y me despedí. Dos señores me sacaron una foto, ahí parece que estoy solo, pero no. A mucha gente le pasó lo mismo o parecido con un papá, un amigo o un hermano. ¡Solos nunca vamos a estar! Ellos no tienen idea la foto que sacaron y lo que significa".

Uno de los goles más gritados: cuando Ferro levantó la quiebra

El tiempo pasó, la gloria de la década de los '80 quedó en las páginas históricas, y los inconvenientes económicos e institucionales se instalaron en Ferro. Descendió a la B Nacional en el 2000 y en 2002 mientras se encontraba en la Primera B Metropolitana (tercer nivel del fútbol argentino) se le decretó la quiebra a la institución. Dos golpes tremendos a las vísceras de un club que llegó a ser un ejemplo por su vida social y deportiva: también fue tricampeón de la Liga Nacional de Básquet y de tetracampeón de la Liga de Vóley, entre otros títulos.

"Ferro venía con una crisis muy importante, había intereses de muchos sectores. Hasta que en diciembre de 2002 nos decretaron la quiebra. Le había pasado a algunos clubes, cuando le ocurre a Racing, (Fernando) de la Rúa crea la ley de Fideicomiso deportivo. Nosotros nos acogimos a esa ley. La administración del club la llevaba el juez que atendía la quiebra y su objetivo era totalmente diferente a lo que es club", describió Tortorelli.

La bronca por la situación, generó una reacción en Marcelo: "Un día no se por qué llegué de mi trabajo, me fui al club y dije 'me voy a levantar la quiebra al club y vuelvo'. Golpeé la puerta en presidencia y pregunté qué había que hacer para levantar la quiebra: 'Pagar'. Ahí empecé, me puse a negociar con los acreedores y teníamos un mecanismo que comprábamos la deuda. Íbamos al Juzgado y le mostrábamos al juez que ya no tenía que pagarlo".

La historia culminó en octubre de 2014, cuando se anunció el inicio del levantamiento de la quiebra, luego llegarían las elecciones y volver a regirse por el estatuto del club: "Fuimos juntando plata de a poquito, la gente se fue sumando, hicimos rifa, guitarreada, choriceada. Lo que se hace habitualmente en los clubes. A nosotros nos tocó hacerlo por Ferro, pero hay otras personas que hacen lo mismo con sus clubes. Es pasión por los colores".

Producción y realización: Maini Golomb, Daniela Caracuel, Lucila Viera y Camila Alonso Suárez.

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