Usaba lentes de contacto pero en una ducha casi le cambia la vida: qué diagnóstico recibió
La exposición al agua mientras se usan lentes puede parecer inofensiva, pero puede generar consecuencias graves si no se toman las precauciones adecuadas.
Grace Jamison, una joven de 19 años, sufrió una grave infección ocular tras ducharse sin quitarse los lentes de contacto, lo que permitió el ingreso del parásito acanthamoeba, causante de una queratitis severa.
El episodio ocurrió mientras vivía en la República Dominicana, donde el agua tenía baja calidad, y su historia se viralizó al compartir su experiencia en redes sociales.
El tratamiento al que se somete es intenso y doloroso, con gotas cada media hora que contienen químicos desinfectantes para combatir la infección.
Grace decidió convertir su caso en una advertencia pública, promoviendo la higiene y el cuidado responsable del uso de lentes de contacto para prevenir daños irreversibles en la vista.
Lo que comenzó como una rutina cotidiana terminó convirtiéndose en una experiencia alarmante para una joven que usaba lentes de contacto. Una simple ducha desencadenó una serie de síntomas que rápidamente llamaron su atención y la llevaron a consultar con un especialista. Lo que parecía un malestar pasajero se transformó en un diagnóstico que cambió por completo su percepción sobre los cuidados oculares.
El episodio encendió las alarmas entre profesionales de la salud visual, que advierten sobre los riesgos de ciertas prácticas comunes pero peligrosas. A partir de ese incidente, la historia de Grace Jamison se convirtió en un ejemplo que invita a repensar los hábitos diarios y la importancia de la prevención.
Qué le sucedió a la joven que se duchaba con lentes de contacto y casi queda ciega
anteojos lentes de contacto
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Grace Jamison, una joven de 19 años, atraviesa un dramático episodio tras contraer una rara infección ocular que la está dejando sin visión. Todo comenzó cuando, durante una ducha, olvidó quitarse los lentes de contacto. Sin saberlo, el agua contenía un parásito microscópico llamado acanthamoeba, causante de una severa queratitis que puede provocar ceguera permanente.
Según relató la joven, el incidente ocurrió mientras vivía en la República Dominicana, en una zona donde el agua no contaba con la mejor calidad. Su historia, compartida en redes sociales, se viralizó rápidamente, generando alerta entre usuarios de lentes de contacto en todo el mundo. “El tratamiento es muy intenso y doloroso. Debo aplicarme gotas cada media hora, algunas con químicos desinfectantes para eliminar el parásito”, contó Grace, quien también describió el dolor constante y la visión nublada que padece.
Pese a las dificultades, decidió transformar su experiencia en un mensaje preventivo. A través de sus publicaciones, insiste en la importancia de mantener una correcta higiene ocular: “Lávense las manos antes de manipular los lentes, cambien la solución cada vez, y nunca los usen para dormir, nadar o ducharse”, advirtió. Su testimonio se convirtió en un recordatorio contundente de los riesgos que puede implicar una acción cotidiana aparentemente inofensiva.