La llamada Generación Z, es decir, los nacidos entre 1997 y 2012, no solo nacieron y consumen contenidos de internet, sino que intentan reescribir las reglas de poder y la participación ciudadana.
Son quienes nacieron con un smartphone en las manos y convirtieron a las redes sociales en su primer campo de batalla. Tienen en sus manos las herramientas de TikTok, Instagram y especialmente Discord como su centro de operaciones.
Esta plataforma les permite la creación de comunidades cerradas donde las ideas se comparten sin filtro y la coordinación ocurre en tiempo real.
Practican un activismo estratégico, con símbolos propios, con contenidos que funcionan como armas políticas y sirven para planificar acciones en segundos.
A pesar de su desconfianza en la política tradicional y su falta de identificación partidaria, los resultados de su activismo son reales y muchos son históricos: en Nepal, las revueltas por la censura en redes sociales terminaron con la caída del Gobierno.
En el caso de Madagascar, presionaron con éxito para lograr servicios básicos, logrando cambiar el rumbo político. En Perú, el uso de Discord y redes fue vital para organizar denuncias de corrupción y visibilizar la represión policial en tiempo real. Pero, a pesar de estos triunfos, muchos sienten que el poder real sigue en manos de "los mismos de siempre".