La NASA reveló que el asteroide YR4 aumentó sus posibilidades de chocar contra la Luna: qué sucedió

La órbita cambió levemente. La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio dio a conocer que aumentó la posibilidad de colisión lunar.

El asteroide 2024 YR4 volvió a estar en el centro de atención científica luego de una nueva actualización de su trayectoria. Según la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), el objeto espacial elevó su probabilidad de colisionar con la Luna en 2032. Aunque en un principio fue visto como un posible riesgo para la Tierra, los datos más recientes descartan ese peligro. Aun así, su paso cercano sigue siendo analizado como parte de los ejercicios globales de defensa planetaria.

El interés por este cuerpo celeste no solo se encuentra en su tamaño o cercanía, sino también en la oportunidad que representa para poner a prueba los sistemas de vigilancia y respuesta ante amenazas cósmicas. Las nuevas observaciones, conseguidas gracias a los registros del telescopio espacial James Webb, mejoraron las predicciones orbitales del objeto. Este seguimiento detallado ayuda a afinar cálculos y validar procedimientos en tiempo real. La experiencia dejó lecciones valiosas para la comunidad astronómica internacional.

asteroide bennu

Por qué cambió la posibilidad de impacto del asteroide que pasará cerca de la Luna según la NASA

Desde el 27 de diciembre de 2023, fecha en la que fue detectado, el asteroide 2024 YR4 despertó inquietud en la comunidad científica por su cercanía a la Tierra y su importante tamaño, equivalente al de un edificio de 12 pisos. En sus primeras semanas de observación, llegó a figurar con una probabilidad de impacto superior al 3%, la más alta jamás registrada para un objeto de estas características.

Las zonas potenciales de colisión incluían regiones densamente pobladas como el norte de Sudamérica, África y parte de Asia, lo que encendió alarmas globales. Afortunadamente, la acumulación de datos precisos en enero y febrero de 2024 permitió reducir el riesgo terrestre a apenas un 0,004%.

Sin embargo, lejos de ser olvidado, el asteroide continuó bajo seguimiento constante. En mayo, el Telescopio Espacial James Webb logró observar fugazmente a 2024 YR4 mediante su espectro infrarrojo, lo que permitió actualizar su localización y trayectoria futura. Esa mejora en la precisión, liderada por el equipo de Andy Rivkin del Laboratorio de Física Aplicada de Johns Hopkins, reveló un leve incremento en las probabilidades de impacto contra la Luna. Según la agencia espacial estadounidense, esa cifra subió del 3,8% al 4,3% tras incorporar los últimos datos. Aun así, se descartó cualquier peligro para la vida en la Tierra.

Los científicos explicaron que este tipo de ajustes en los porcentajes son comunes a medida que se procesa la información astronómica. El caso de 2024 YR4 fue definido como ideal para los protocolos de defensa planetaria, ya que permitió poner en práctica todas las etapas de detección, análisis, simulación de impacto y comunicación con el público. Además, fue clave para confirmar que un eventual choque con la Luna no alteraría su órbita ni tendría efectos colaterales graves. Incluso si se generaran fragmentos tras el impacto, estos se desintegrarían al ingresar a la atmósfera terrestre.

Mision DART

La experiencia sirvió como banco de pruebas para los sistemas internacionales de monitoreo y respuesta rápida. Gracias al despliegue de telescopios ubicados en Chile y Hawái, y al soporte del James Webb, se obtuvieron datos en momentos en que el objeto se encontraba fuera del alcance visual convencional.

Esta vigilancia también permitió anticipar un nuevo acercamiento del asteroide a la Tierra en el año 2028. Ese momento será aprovechado para recolectar más información sobre su estructura, su órbita y su comportamiento, manteniendo activo el entrenamiento global ante posibles amenazas reales.

Finalmente, los astrónomos descubrieron que 2024 YR4 proviene del cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter y migró durante siglos hasta situarse cerca de la órbita terrestre. Este fenómeno no es inusual, pero permite contar con una muy buena oportunidad para profundizar el estudio de cuerpos menores del sistema solar.

La posibilidad de impacto lunar volvió a poner sobre la mesa la necesidad de hacer más fuerte programas como DART, de la NASA, o Hera, de la Agencia Espacial Europea. En todos los casos, se busca fortalecer la capacidad humana de desviar, desintegrar o monitorear posibles riesgos desde el espacio.

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