Aníbal González Higonet, conocido como el Vampiro del Martillo, protagonizó uno de los episodios más oscuros de la historia criminal argentina. Durante los primeros meses de 1963, sembró el pánico en el barrio de Lomas del Mirador, atacando brutalmente a mujeres en sus propios hogares. La violencia de sus crímenes y la incertidumbre sobre su identidad desataron una histeria colectiva que movilizó tanto a los vecinos como a las autoridades.
Enero de 1963 marcó el inicio de su sangriento recorrido. En la madrugada, González Higonet ingresó por la ventana de una casa y asesinó a martillazos a Emilia Ortiz, llevándose consigo joyas y dinero. Este crimen fue el primero de una serie de ataques similares, dirigidos principalmente a mujeres mayores, que dejaron una marca indeleble en la memoria colectiva.
El apodo Vampiro del Martillo fue acuñado por la prensa, que alimentó el miedo en la comunidad con titulares sensacionalistas. Las fábricas adelantaban la salida de las trabajadoras para protegerlas, mientras los vecinos patrullaban las calles armados con garrotes y cuchillos. La Policía difundió un identikit que describía al atacante como un joven de bigote y pelo ondulado, lo que provocó episodios de violencia contra inocentes que encajaban con la descripción.
El caso llegó a su desenlace el 26 de marzo de 1963, cuando dos policías novatos detuvieron a González Higonet, quien llevaba consigo un saco robado durante uno de los crímenes y un arma blanca. Pruebas contundentes, como un martillo ensangrentado hallado en un baldío, confirmaron su culpabilidad en el asesinato de tres mujeres.
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La captura de Aníbal González Higonet puso fin a una ola de terror que duró más de dos meses.
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Quién fue Aníbal González Higonet
Lejos de la imagen monstruosa asociada a su apodo, González Higonet fue descrito como un hombre marginado y derrotado. Se descartaron teorías que vinculaban sus crímenes con un supuesto odio hacia las mujeres, ya que no existían pruebas que las respaldaran. Su confesión reveló que los asesinatos estaban motivados por el robo y el temor a ser identificado como autor.
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Tras 43 años en prisión, González Higonet enfrentó una difícil reintegración social antes de su muerte en 2008.
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Tras pasar 43 años en prisión, recuperó su libertad en 2006. Sin embargo, su reintegración a la sociedad fue complicada. Falleció dos años después, con rumores que indicaban su deseo de regresar a la cárcel, donde había pasado la mayor parte de su vida.