La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) llamó la atención recientemente al referirse a una anomalía que afecta al océano Atlántico y que despertó el interés de científicos y medios internacionales. Se trata de un hallazgo que combina curiosidad geográfica y tecnológica, ya que involucra aspectos del planeta que pueden influir en distintas áreas de la ciencia y la exploración espacial.
La explicación hallada no solo interesa a especialistas, sino también al público general, que se muestra fascinado por los misterios del planeta. El descubrimiento promete seguir dando qué hablar y destaca cómo la observación y la investigación constante permiten explicar fenómenos que antes eran un verdadero enigma.
De qué se trataba la anomalía que la NASA descubrió en el océano Atlántico
En 2007, la NASA y geofísicos de todo el mundo quedaron intrigados por una anomalía en el campo gravitatorio sobre el Atlántico oriental sin explicación aparente. Un nuevo análisis de los datos de los satélites GRACE, activos entre 2002 y 2017, permite comprender mejor este fenómeno.
Entre 2006 y 2008, con un pico en enero de 2007, los instrumentos detectaron un patrón irregular de intensificación y debilitamiento de la gravedad que se extendía por unos 7.000 kilómetros, indicando un proceso de gran magnitud en el interior de la Tierra.
Charlotte Gaugne Gouranton y su equipo de la Universidad de París compararon la señal con cambios comunes, como el deshielo de glaciares, el aumento del nivel del mar o variaciones en aguas subterráneas, pero ninguno coincidía en ubicación ni magnitud.
La explicación más plausible apunta a la bridgmanita, el mineral dominante del manto terrestre. Bajo altas presiones y temperaturas, puede transformarse de perovskita a post-perovskita, cambiando su densidad y redistribuyendo la masa, lo que genera perturbaciones en la gravedad.
Curiosamente, el fenómeno coincidió con un jerk geomagnético, un cambio abrupto del campo magnético terrestre, lo que sugiere que ambos eventos se originaron cerca de la frontera entre el manto y el núcleo externo líquido.