¿Cuánto impactan las vacaciones de verano en el aprendizaje escolar?

Argentina es el quinto país de la región con más días de receso escolar en el nivel primario. Un estudio demostró que los alumnos de sectores favorecidos siguen aprendiendo durante el verano, mientras que los más vulnerables pierden conocimientos.

Los jóvenes argentinos tienen alrededor de 71 días de vacaciones del verano, las más largas que en los países de la OCDE (63 días) y América Latina (66 días). Este número posiciona a la Argentina quinto en la región, por detrás de Perú, Paraguay, Panamá y Chile.

Según el informe Vacaciones de verano: evidencia sobre su impacto en el aprendizaje, elaborado por Argentinos por la Educación e Irene Kit, de la Asociación Civil Educación Para Todos, este extenso receso afecta de manera desigual a los estudiantes, perjudicando principalmente a aquellos de niveles socioeconómicos bajos.

Las investigaciones señalan que el impacto promedio de las vacaciones prolongadas equivale a una pérdida de aproximadamente 47 días de aprendizaje. En lengua, la pérdida asciende a 54 días, mientras que en matemática se eleva a 65 días.

El estudio demostró que los alumnos de sectores favorecidos siguen aprendiendo durante el verano, mientras que los más vulnerables pierden conocimientos.

“El impacto también varía notablemente según el grado escolar: a mayor grado, mayor es la pérdida de aprendizaje. Los estudiantes de los primeros grados ganan en promedio 14 días, pero para los de 7º grado la pérdida es de 61 días. A su vez, a medida que aumenta el grado, se profundizan las brechas de aprendizaje entre los niveles socioeconómicos”, se detalla en el mismo.

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Vacaciones de verano: cuáles son las estrategias para combatir la pérdida de aprendizaje

Entre las estrategias para combatir la pérdida de aprendizajes de verano, el informe menciona cuatro que se han usado en diferentes países desarrollados y Latinoamérica: escuelas de verano, talleres de lectura, modificaciones del calendario escolar y programas de tutorías. La efectividad de cada medida depende de factores como el diseño, la población objetivo y los recursos disponibles.

Las escuelas de verano implican actividades académicas y recreativas durante las vacaciones con el objetivo de reforzar o recuperar conocimientos. Otra estrategia, similar a esta, se enfoca exclusivamente en talleres de lectura guiada durante el verano.

En cuanto a la modificación del calendario escolar, implica mantener la cantidad de días de vacaciones, pero redistribuirlos en recesos más cortos a lo largo del año académico.

Por otro lado, los programas de tutorías, que consisten en intervenciones uno a uno o en pequeños grupos con tutores que guían a los estudiantes en actividades académicas durante el verano, también han mostrado beneficios.

Educación pública

“El informe nos muestra que los lógicos y necesarios cortes vacacionales tienen una especie de costo asociado a ciertas cuotas de olvido. Afortunadamente, no son olvidos definitivos, se pueden y deben recuperar al inicio del año escolar. Pero también, como familias y en las organizaciones de la comunidad, podemos mantener activa la mente de los niños y niñas, estimulándolos a juegos activos, interpersonales, imaginativos, así como a lecturas compartidas, dramatizaciones, dibujos y expresiones plásticas de todo tipo. Las familias recibimos y buscamos información para estas actividades lúdicas y formativas en tiempos de pandemia. ¿Por qué no resignificar eso que aprendimos años atrás, y ponerlo nuevamente en marcha?”, plantea Irene Kit, presidenta de la asociación civil Educación para Todos y coautora del documento.

“Como profesora de matemática de nivel secundario, hace varios años vengo observando una caída general de los aprendizajes que no sólo se evidencia después de las vacaciones de verano. Este tal vez sea el período en que se hace más notoria esa caída, cuando los estudiantes regresan a clases con nuevos docentes después del verano. Pero esto ocurre también luego de los fines de semana y de una clase para otra cuando están separadas entre sí por algunos días”, afirma la docente Adriana González. En su experiencia, “recuperar los aprendizajes del año previo resulta más fácil cuando los estudiantes vuelven a tener al mismo profesor al año siguiente”.

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