La historia del cine en Argentina comenzó en 1896, cuando se realizó la primera proyección pública en el Teatro Odeón de Buenos Aires. El evento fue considerado como el puntapié inicial de la cinematografía nacional y se llevó a cabo con tecnología importada de Europa, algo que generó un fuerte impacto cultural en la sociedad porteña de la época.
El debut fue impulsado por figuras clave en nuestra historia como Eustaquio Pellicer, futuro fundador de Caras y Caretas, y Francisco Pastor, quienes introdujeron cortos de los hermanos Lumière utilizando un kinetoscopio. Aunque hubo otras exhibiciones similares en fechas próximas, esta presentación fue la que obtuvo mayor visibilidad y quedó en la memoria colectiva como la primera.
Lejos de ser un hecho aislado, este suceso marcó el inicio de un interés creciente por las imágenes en movimiento, con varias propuestas tecnológicas coexistiendo en un corto período, y con una conexión directa entre la vida cultural nacional y las tendencias que llegaban desde Francia.
Qué fue lo primero que se vio en el cine en Argentina
La función más reconocida como el origen del cine en Argentina se realizó el 18 de julio de 1896 en el Teatro Odeón, ubicado en la esquina de Esmeralda y Avenida Corrientes. En esa ocasión, se proyectaron breves películas de los hermanos Lumière, traídas desde Europa por Pellicer y Pastor. El sistema usado fue un kinetoscopio, artefacto que precedió al proyector moderno y permitía ver imágenes animadas de forma rudimentaria pero efectiva.
A la función asistieron figuras como Henri Lepage y Max Glücksmann, quienes luego formarían parte del desarrollo técnico de la industria cinematográfica nacional junto a Eugenio Py. En los meses siguientes, las funciones se abrieron al público general, incluyendo desde escolares hasta el expresidente Carlos Pellegrini, quien quedó maravillado por lo que llamó “el encanto de las vistas”.
Por otro lado, existen registros de otras exhibiciones previas o simultáneas, como la del 6 de julio del mismo año en la calle Florida, donde se utilizó el vivomatógrafo con films del británico William Paul, o la del vitascopio, patentado por Edison. Estas tecnologías también lograron gran repercusión, pero quedaron relegadas frente al mayor impacto del evento del Odeón.
El motivo por el cual esta última quedó como "la primera" responde más a su espectacularidad y difusión en los diarios de la época que a una verificación cronológica rigurosa. Es más, no hay certeza absoluta sobre qué películas se proyectaron ese día, y la célebre historia sobre el corto La llegada del tren podría no haber ocurrido en ese lugar.
Aunque varias tecnologías competían por conquistar al público argentino en aquellos días, la proyección en el Odeón se impuso en el relato histórico como el acto fundacional del cine en el país. La fuerte influencia cultural de Francia y el deseo de replicar sus costumbres en Buenos Aires fueron factores más que importantes en este proceso, que en poco tiempo generó un mercado en expansión para el séptimo arte.