Río de Janeiro continúa bajo alerta máxima por la intensificación de los controles en la triple frontera entre Brasil, Paraguay y Argentina. En Brasil hablan de una de las masacres más sangrientas de su historia.
Se espera una reunión del comando tripartito, que tiene que ver con una colaboración entre Brasil, Paraguay y Argentina, con el objetivo de fortalecer los operativos de control entre los países.
Río de Janeiro continúa bajo alerta máxima por la intensificación de los controles en la triple frontera entre Brasil, Paraguay y Argentina. En Brasil hablan de una de las masacres más sangrientas de su historia.
Diego Gabriele, desde el lugar de los hechos, contó en C5N que para este miércoles se espera una reunión del comando tripartito de las fuerzas federales de estos tres países que tiene como fin fortalecer los operativos de control y vigilancia en la zona.
Entre las autoridades que se encuentran en el lugar están Gendarmería, servicios de inteligencia, seguridad aeroportuaria y también personal del Servicio Penitenciario. Debido al poder que estos delincuentes tienen dentro de las cárceles, lo que se busca es que no contaminen la zona de frontera, por lo que buscan poder trasladarlos a centros de máxima seguridad.
El periodista informó que los riesgos no solo existen por el tráfico de droga, sino también por el traslado de los fusiles, que mayormente partió de la zona de Paraguay y Río Grande Do Sul. De hecho, hay un argentino detenido en el norte de Misiones por este motivo.
Se trata de Diego Hernán Diricio, "el porteño", quien importaba las armas para el Comando Vermelho desde una empresa que funcionaba como una fachada. Las traía de países como Turquía, Eslovenia, Serbia y República Checa y les limaba el número de serie. Las autoridades sostienen que formó parte de una sociedad que logró llevar más de 43.000 armas, que comenzaron como simples pistolas y luego terminaron en fusiles.
La abogada Flávia Fróes, activista por los Derechos Humanos y presidenta del Instituto Anjos da Liberdade (Ángeles de la Libertad), afirmó este miércoles al diario Folha de São Paulo que algunos de los cadáveres que fueron encontrados tras la masacre en los complejos Penha y Alemão en Río de Janeiro presentan heridas de bala en la nuca y de arma blanca en la espalda, además de signos de tortura.
Fróes, encargada de la identificación de los cuerpos, calificó el megaoperativo que llevó adelante la Policía Civil y Militar contra el grupo Comando Vermelho como "la mayor masacre en la historia de Río de Janeiro".
El Instituto Anjos da Liberdade, dirigido por Fróes, presentó una denuncia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos y pidió el envío de peritos y observadores internacionales a Río.
Tras la brutal masacre, las autoridades retiraron en la mañana del miércoles más de 70 cuerpos de la favela Penha que habían sido llevados a la plaza São Lucas por los propios vecinos. Los cadáveres fueron extraídos del bosque de Vacaria, en la Serra da Misericórdia, entre los complejos Alemão y Penha, donde se produjeron los enfrentamientos más violentos entre la policía y narcotraficantes durante el megaoperativo del martes.
En la plaza, los familiares intentaban identificar a los muertos. Una madre afirmó haber encontrado el cuerpo de su hijo de 20 años con las manos atadas.
Según el activista Raull Santiago, la exposición de los cuerpos fue un pedido de las familias "para mostrar el estado en que fueron encontrados" y aseguró que que los muertos localizados durante la madrugada no figuran en el conteo oficial.
El gobierno estadual de Río todavía no se pronunció sobre el nuevo número de víctimas, que según la Defensoría Pública asciende a 132.