¿Sabías dónde se produjo el grito más fuerte de la historia? Nadie puede creer que fue ahí

El grito más ruidoso alcanzó los 129 decibeles, un nivel similar al sonido de un avión durante el despegue. Fue certificado por los Récord Guinness y no se ha superado en los últimos 25 años.

  • El Récord Guinness del grito individual más fuerte de la historia lo tiene la británica Jill Drake.
  • En octubre de 2000, durante los festejos de Halloween en Londres, su grito alcanzó los 129 decibeles.
  • Superó por un decibel la marca anterior, que era de 1988.
  • Su grito es tan fuerte como el sonido de un avión despegando a poca distancia.

Los Récord Guinness son una fuente inagotable de datos curiosos. A lo largo de la historia, cientos de personas han tratado de superar todo tipo de marcas, algunas bastante raras y en contextos absurdos. Este es el caso, por ejemplo, del grito más fuerte de la historia.

Hay que aclarar que la organización internacional se toma sus registros muy en serio y, en lo que a gritos se refiere, existen diferentes categorías, incluidas el más largo, el más fuerte por una multitud y el más fuerte a nivel individual. En este último apartado, la dueña del récord es la británica Jill Drake.

La mujer, que trabaja como asistente de aula, rompió la marca en octubre de 2000 y la ha mantenido por 25 años seguidos, ya que todavía nadie pudo superarla. Hacerlo no es tarea fácil: el grito de Drake alcanzó los 129 decibeles, un nivel similar al de un avión despegando a poca distancia.

Jill Drake, récord Guinness del grito más fuerte

Así fue el momento en el que se produjo el grito más fuerte de la historia

Jill Drake tenía 48 años cuando se presentó en el Millennium Dome de Londres, actualmente conocido como The O2 Arena, durante los festejos de Halloween del año 2000. A modo de broma por todos los retos que repartían en las aulas, ella y otros compañeros docentes se inscribieron en un concurso de gritos.

Para su sorpresa, el grito de Drake alcanzó los 129 decibeles y superó por uno el récord anterior establecido en 1988 por Simon Robinson, de Australia. "Sabía que hablaba alto, pero no tanto", le dijo a la BBC. "Aunque no lo crean, no les grito ni chillo a los niños; soy muy tranquila y silenciosa en la escuela. Les grito más que nada a mis propios hijos", bromeó.