Un mecánico de Gran Bretaña padeció una infección de su pene en 2010, lo que lo obligó a vivir con el miembro injertado en su brazo durante seis años. Tras una costosa intervención quirúrgica, le colocaron el miembro en donde debe estar.
El hombre había sido diagnosticado con una grave afección en la sangre a partir de la falta de oxígeno que provocó que sus dedos y su miembro se tornaran de color negro. Al tiempo, perdió su pene, aunque todavía conservaba sus testículos.
Luego de momentos muy oscuros y de depresión, el cirujano Ralph Rude, conocido como “el maestro del pene”, apareció en la vida de Malcolm MacDonald.
Él le acercó la propuesta de colocarle un injerto de pene en su brazo, con la promesa de que luego sería ubicado en su zona original. Entonces, el equipo se puso en marcha y creó un injerto a partir de nervios de su brazo, que permitieron formar piel y tejidos de forma natural.
Finalmente, a MacDonald le hicieron una cirugía que duró alrededor de ocho horas y costó u$s63 mil para volver su miembro viril a donde siempre debió estar. Además, podrá mantener relaciones sexuales a partir de una bomba en el escroto, que deberá llenar con solución salina.
“Me siento como un hombre de verdad nuevamente”, concluyó.