Fuerzas rusas y separatistas ingresaron este sábado a la última ciudad importante que le falta conquistar para terminar de ocupar una de las provincias del este de Ucrania, mientras que Kiev denunció un bombardeo "masivo" sobre su territorio con misiles lanzados desde Bielorrusia.
Un representante de los separatistas prorrusos, el teniente coronel Andrei Marotchko, declaró en Telegram: "La milicia popular y el ejército ruso entraron en Lisichansk. Algunas empresas de la ciudad ya han sido tomadas. Actualmente, se están produciendo combates callejeros". Si bien el anuncio no fue confirmado por las autoridades ucranianas, se produjo en un momento en que las fuerzas rusas y sus aliados ganaron terreno en Lugansk.
Este viernes, las fuerzas ucranianas se retiraron de Severodonetsk, otra localidad clave para conquistar la provincia, hecho que fue confirmado por el líder de Chechenia, Ramzan Kadirov: "Todo el territorio de Severodonetsk está bajo control", según declaró el aliado del Kremlin. Asimismo, el alcalde Oleksandre Striuk, detalló que la ciudad fue "totalmente ocupada" por el ejército ruso, tras semanas de combates.
La toma de Lisichansk y Severodonetsk, ciudades separadas por un río, permitirá a Moscú y sus aliados separatistas controlar Lugansk, que junto a Donetsk conforma la región del Donbass, una cuenca minera parcialmente controlada por los separatistas prorrusos desde 2014.
Por otra parte, Ucrania denunció que varios misiles rusos que cayeron en el norte de su territorio fueron lanzados desde Bielorrusia y acusó directamente al Kremlin de querer "atraer a la guerra" a este aliado diplomático de Moscú. "El bombardeo de hoy está directamente relacionado con los esfuerzos del Kremlin en atraer a Bielorrusia a la guerra en Ucrania como cobeligerante", afirmó en Telegram la dirección general de los servicios de inteligencia ucranianos, dependiente del ministerio de Defensa.