El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, recibió este viernes a los líderes de Armenia y Azerbaiyán en la Casa Blanca para firmar una declaración de paz conjunta, negociada por el país norteamericano, destinada a poner fin a casi cuatro décadas de conflicto entre los dos ex-estados soviéticos.
El líder republicano presentó el acuerdo como un "pacto de paz", y escribió en la red social Truth Social que "muchos líderes han intentado poner fin a la guerra, sin éxito, hasta ahora, gracias a 'TRUMP'". La reunión trilateral incluyó un pacto que otorgó a Estados Unidos derechos exclusivos para desarrollar una ruta de tránsito a través de un tramo montañoso de territorio armenio entre Azerbaiyán, conocido como el corredor Zangezur.
"Pasaremos la página de la confrontación y el derramamiento de sangre y ofreceremos un futuro brillante y seguro para nuestros hijos", afirmó el presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev. En tanto, el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan aseguró: "Las declaraciones de hoy... brindan confianza y seguridad de que estamos abriendo un capítulo de paz, prosperidad, seguridad y cooperación económica en el Cáucaso Sur".
La obtención de dicha ruta supone un revés significativo para Rusia e Irán en el Cáucaso Sur, una región que se encuentra en la encrucijada de los flujos comerciales y energéticos que ambos países han buscado dominar durante mucho tiempo. La ruta llevará el nombre de Trump, y la Administración la denominará "Ruta Trump para la Paz y la Prosperidad Internacionales" (TRIPP, por sus siglas en inglés).
Un conflicto de cuatro décadas entre Armenia y Azerbaiyán
El conflicto entre Armenia y Azerbaiyán tiene sus raíces en disputas territoriales por Nagorno-Karabaj, una región montañosa poblada mayoritariamente por armenios pero ubicada dentro de las fronteras reconocidas internacionalmente de Azerbaiyán. A finales de la era soviética, en 1988, el parlamento local votó a favor de unirse a Armenia, lo que desató protestas, violencia étnica y, finalmente, una guerra abierta tras la disolución de la URSS en 1991. Entre 1988 y 1994, los combates dejaron más de 30.000 muertos y cientos de miles de desplazados.
En 1994 se firmó un alto el fuego con mediación rusa, que dejó a Armenia y fuerzas armenias locales en control de Nagorno-Karabaj y de varios distritos aledaños azeríes. Sin embargo, la tregua nunca se tradujo en un tratado de paz, y las hostilidades continuaron de forma esporádica. Durante más de dos décadas, la línea de contacto estuvo marcada por tiroteos, escaramuzas y acusaciones mutuas de violar el cese al fuego. Los intentos de mediación internacional, en especial del Grupo de Minsk de la OSCE, no lograron avances sustanciales.
La situación cambió drásticamente en 2020, cuando estalló una guerra de seis semanas que terminó con una contundente victoria de Azerbaiyán. Gracias a su superioridad militar y al respaldo de Turquía, Bakú recuperó gran parte de los territorios perdidos en los noventa, incluido Shusha, una ciudad clave. El acuerdo de alto el fuego, negociado por Rusia, mantuvo bajo control armenio solo una parte de Karabaj, con presencia de fuerzas de paz rusas. Sin embargo, las tensiones y enfrentamientos continuaron, y en 2023 Azerbaiyán retomó el control total de la región, forzando la huida masiva de la población armenia.