Del lujo al terror: así era la siniestra mansión de Jeffrey Epstein en Manhattan
El traficante sexual y magnate financiero vivía en una casa de siete piso en Nueva York: un tigre disecado, cuadros de mujeres desnudas y una primera edición de la escandalosa novela Lolita de Vladimir Nabokov, algunas de las rarezas que se encuentran en su interior.
La mansión del Upper East Side de Manhattan de Jeffrey Epstein, el financista multimillonario encontrado muerto en una cárcel de Nueva York en 2019, acusado de liderar una red de abuso y explotación sexual de menores vinculada a figuras del poder político y económico de Estados Unidos y el mundo, era el epicentro de agasajos a ricos y famosos. Valuada en más de 70 millones de dólares, la residencia se convirtió en el escenario de una de las historias más escandalosas de las últimas décadas.
Ubicada en el 9 East 71st Street, a pocos metros de Central Park, la mansión de siete pisos y más de 4.500 metros cuadrados, con 40 habitaciones, fue considerada una de las propiedades privadas más valiosas de la ciudad. Epstein la adquirió en 1998, y desde entonces la transformó en su refugio personal y combinaba un lujo extremo con un gusto excéntrico: obras de arte contemporáneo, esculturas, retratos de figuras históricas y objetos extraños que reflejaban la personalidad contradictoria del financista.
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Docenas de prótesis oculares enmarcadas bordeaban la entrada. Una escultura de una mujer con vestido de novia y sujetando una cuerda colgaba en un atrio central. En el comedor de la planta baja, Epstein agasajaba a un elenco rotativo de celebridades, académicos, políticos y empresarios.
El multimillonario financista conservó un mapa de Israel dibujado en una pizarra con la firma de Barak, según una foto revisada por The New York Times. Subiendo una gran escalera se encontraba la oficina de Epstein, revestida de madera y con un enorme escritorio. Un tigre disecado, cuadros de mujeres desnudas y una primera edición de la escandalosa novela Lolita de Vladimir Nabokov son algunas de las rarezas que se encuentran en su interior.
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La casa era una de las cinco propiedades que Epstein tenía en todo el mundo. Tras su puesta en libertad en 2009 de una cárcel de Florida, donde cumplió 13 meses por solicitar servicios de prostitución a una adolescente, la mansión sirvió tanto de escondite personal como de salón donde podía reunirse con intelectuales, científicos y financieros de renombre, según los registros legales y las entrevistas con personas que frecuentaban la casa.
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Se ven estanterías, repisas de chimenea y vitrinas llenas de fotos enmarcadas de Epstein con personas famosas que conoció, desde el Papa Juan Pablo II hasta Fidel Castro. Otra contiene una foto antigua de Epstein con Donald Trump y su esposa Melania Trump; la imagen está recortada para excluir a la exnovia y cómplice de Epstein, Ghislaine Maxwell, quien actualmente cumple una condena en Texas. Encima de un aparador de madera había más fotos enmarcadas, incluida una de Epstein con el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salmán.
Según los informes, la mansión de Epstein, construida en 1932, también contaba con una sala de masajes. La habitación estaba igualmente decorada con obras de desnudos y tenía en su interior una bola y una cadena ornamentales de plata, así como estantes con lubricantes.
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Varias de las víctimas de Epstein declararon que la mansión estaba equipada con una red de cámaras de vídeo ocultas. En la sala de masajes había cuadros de mujeres desnudas, una gran bola de plata con cadena y estantes llenos de lubricante, según fotos revisadas por el Times. El traficante sexual solía pedirle a adolescentes -algunas reclutadas en escuelas secundarias de Queens- que le dieran masajes mientras estaba desnudo. A veces se masturbaba delante de ellas, según actas judiciales y entrevistas con víctimas. En ocasiones, las violaba o agredía.
En 2021, la mansión fue vendida por 51 millones de dólares a un comprador anónimo. Parte de ese dinero fue destinado al fondo de compensación para las víctimas, que recibieron indemnizaciones por los abusos sufridos. El nuevo propietario evitó cualquier tipo de exposición mediática y, según medios locales, planea remodelar por completo el edificio para borrar su pasado.