Diversos estudios científicos demostraron que las personas que conviven con perros llegan a compartir parte de su flora bacteriana con ellos. Esta cercanía biológica es un reflejo del vínculo emocional y cotidiano que se establece entre humanos y mascotas. Para quienes tienen perros, estos animales no solo son compañeros leales, sino también una fuente constante de afecto y bienestar, al punto de formar parte esencial del hogar.
Esa conexión emocional se traduce, muchas veces, en el hábito de compartir los mismos espacios: el sofá, el auto y, frecuentemente, la cama. Esta convivencia tan estrecha refuerza el lazo entre ambos, pero también plantea dudas sobre la higiene y la salud. ¿Es saludable compartir la cama con un perro? ¿Existen riesgos al permitirles ocupar nuestros lugares de descanso? Aunque anímicamente puede resultar positivo, no se deben ignorar las implicancias sanitarias.
Estas preguntas fueron planteadas en el podcast Sr. Wolf, donde se analizó si es recomendable que los perros duerman en la cama con sus dueños. El debate incluyó los beneficios afectivos de esa práctica, así como los posibles inconvenientes desde una perspectiva de higiene y convivencia. De este modo, el dilema sigue abierto entre el amor incondicional y la necesidad de mantener ciertos cuidados.
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Diversos estudios científicos demostraron que las personas que conviven con perros llegan a compartir parte de su flora bacteriana con ellos.
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Cuál es el efecto de dormir con nuestros perros según un veterinario
Dormir con un perro puede tener un efecto muy positivo en el vínculo entre el animal y su dueño. El contacto físico cercano genera una sensación de compañía mutua que fortalece la confianza, y muchos dueños coinciden en que compartir la cama con sus mascotas les brinda consuelo emocional y un refugio frente al estrés cotidiano. Para los perros, esta práctica también representa seguridad y contención, lo que favorece una convivencia más armoniosa.
Desde el punto de vista emocional, los beneficios son claros: se generan vínculos afectivos sólidos y una sensación reconfortante de no estar solo. Según algunos especialistas, la proximidad durante el descanso contribuye al bienestar psicológico tanto del humano como del animal. Además, puede ayudar a mitigar el estrés, la ansiedad y otros estados de ánimo negativos, lo cual es especialmente relevante en contextos urbanos o en personas con rutinas exigentes.
En cuanto a la calidad del sueño, un estudio del Canisius College de Buffalo, citado por National Geographic, reveló que los perros son mejores compañeros de cama que los humanos o los gatos. Esto se debe a que, por lo general, son más tranquilos al dormir, se acomodan sin molestar y, además, su presencia contribuye a reducir la sensación de soledad. Estos factores convierten al perro en un aliado emocional y físico en las horas de descanso.
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Esta cercanía biológica es un reflejo del vínculo emocional y cotidiano que se establece entre humanos y mascotas
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Sin embargo, no todo es tan sencillo. Dormir con una mascota requiere prestar atención a aspectos higiénicos importantes. En el podcast del Sr. Wolf se subraya que, mientras las personas nos higienizamos con frecuencia, los perros están expuestos a otros factores ambientales, como la suciedad de la calle, los parásitos o los alérgenos que pueden acumular en su pelaje. Esto hace necesario un protocolo de limpieza más riguroso si se decide compartir la cama.
Para evitar riesgos, se recomienda establecer rutinas de baño, limpieza de patas, revisión veterinaria frecuente y mantener las vacunas al día. También se deben considerar las condiciones de salud de cada persona: quienes tengan alergias, defensas bajas o enfermedades respiratorias, por ejemplo, deberían evitar dormir con sus perros o consultar con un profesional antes de hacerlo. La higiene no debe subestimarse, incluso cuando se trate de una mascota bien cuidada.
En conclusión, compartir la cama con un perro es una elección que combina afecto con responsabilidad. Si bien puede mejorar el estado emocional y la calidad del descanso, también implica adoptar ciertas medidas preventivas para asegurar el bienestar de ambos. Con una evaluación honesta de las condiciones personales y un compromiso con la higiene, es posible disfrutar de los beneficios sin descuidar la salud.
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Para quienes tienen perros, estos animales no solo son compañeros leales, sino también una fuente constante de afecto y bienestar, al punto de formar parte esencial del hogar.
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