Mantener la constancia es más importante que la cantidad total de pasos. Pixabay
Un estudio reciente analizó el impacto de caminar en la salud cardiovascular y la esperanza de vida.
Los investigadores descubrieron que solo 15 minutos de caminata continua al día pueden reducir a la mitad el riesgo de enfermedades cardíacas.
La duración sostenida del paseo tiene más beneficios que el número total de pasos diarios, según los expertos.
Las caminatas de ritmo constante fortalecen el sistema metabólico y reducen el riesgo de muerte prematura, incluso en personas sedentarias.
Una caminata diaria de apenas quince minutos podría marcar la diferencia entre una vida saludable y una con mayores riesgos cardiovasculares. Así lo confirmó una investigación difundida por The Washington Post, que demostró cómo este hábito simple puede prolongar la esperanza de vida y proteger el corazón.
El trabajo, encabezado por Emmanuel Stamatakis, profesor de la Universidad de Sídney, utilizó datos del UK Biobank, uno de los estudios más grandes del mundo sobre salud pública, para evaluar los efectos de la actividad física en personas mayores de 60 años.
Los resultados dieron a conocer que, más allá del conteo total de pasos, la clave está en la duración de la caminata continua. Caminar al menos 15 minutos seguidos al día se asocia con una reducción importante del riesgo de enfermedades cardíacas y de muerte por cualquier causa, incluso entre quienes no realizan ejercicio regularmente.
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Cuánto hay que caminar para beneficiar la longevidad según un estudio
El estudio, con casi 10 años de seguimiento, analizó los hábitos de más de 33.000 adultos que acumulaban menos de 8.000 pasos diarios. Quienes lograban caminar de forma ininterrumpida durante 15 minutos presentaban una probabilidad casi 50% menor de sufrir enfermedades cardiovasculares frente a quienes rara vez mantenían ese ritmo.
Según Stamatakis, “no solo importa moverse, sino cómo se distribuye el movimiento a lo largo del día”. Las caminatas prolongadas activan de manera más profunda los sistemas cardiovascular y metabólico, generando beneficios que los trayectos cortos no alcanzan.
El estudio también mostró que quienes realizaban estos paseos mantenían una mayor estabilidad energética, menos inflamación y mejor estado anímico. Esto se debe a que la actividad sostenida ayuda a regular la presión arterial, mejorar la sensibilidad a la insulina y liberar endorfinas que actúan como antidepresivos naturales.
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Los científicos clasificaron a los participantes según la duración de su caminata más larga: menos de 5 minutos, entre 10 minutos o más de 15 minutos. Los resultados fueron contundentes, ya que cuanto más extensa era la caminata continua, menor era la tasa de mortalidad general. Incluso quienes daban pocos pasos diarios lograron beneficios significativos si concentraban parte de su actividad en un paseo prolongado.
Los especialistas enfatizan que no se trata de alcanzar un número exacto de pasos, sino de incorporar momentos de movimiento sostenido a lo largo del día. Para quienes llevan una vida sedentaria, comenzar con trayectos de 10 o 15 minutos puede ofrecer mejoras notables en la salud cardiovascular y el bienestar general.
Además, los expertos recomiendan aprovechar cualquier oportunidad para caminar. Es posible hacerlo yendo al trabajo a pie, subiendo escaleras o dando un paseo después de las comidas. Pequeños cambios en la rutina diaria, repetidos con constancia, pueden traducirse en años adicionales de vida saludable.