Sida y leucemia en gatos: todo lo que tenés que saber sobre VIF y ViLeF

Síntomas, tratamientos y vacunas sobre los dos virus que afectan a los felinos. A continuación, lo que tenés que saber para mejorar el bienestar de tu mascota.

Los gatos se han convertido en animales de compañía tan cercanos que podemos considerarlos parte de la familia. Nos preocupamos por su alimentación, su actividad física y su salud en general. Las vacunas y la prevención juegan un rol importante, ya que se pueden evitar problemas en su bienestar. Hay dos condiciones que pueden afectar a tu gato: VIF y ViLef.

VIF: qué es y cómo tratarlo

Vif es como llamamos al Virus de la Inmunodeficiencia Felina, de características similares al VIH en los humanos. Es un virus que en la actualidad afecta entre el 1% y el 5% de los gatos. Una vez que infecta al felino, permanece en su cuerpo de forma persistente toda su vida.

Cabe destacar que un gato tenga VIF no quiere decir que haya desarrollado el SIDA felino, que es una fase posterior que puede o no desarrollar el virus. En segundo lugar, no es capaz de contagiar a los humanos.

El VIF avanza muy lentamente durante varios años afectando los glóbulos blancos del gato, lo que le hace perder su capacidad para combatir enfermedades. Este debilitamiento, hará que tenga mayor propensión a sufrir infecciones secundarias y tarde más en recuperarse. Un gato que padezca de VIF mostrará varios síntomas: pérdida de peso, fiebre, infecciones, diarrea y letargo.

Un gato con tratamiento, puede vivir muchos años. Desde 2002 existe una vacuna contra el VIF. Hay que tener en cuenta que son preventivas, no curativas. No se suele aplicar, salvo que el veterinario lo considere.

ViLeF: cómo detectarlo y qué tratamiento seguir

ViLeF es como llamamos a la leucemia felina. Al igual que el VIF, una vez adquirido tampoco es posible eliminarlo del cuerpo. A la larga genera una inmunodepresión, lo que deja al gato expuesto a otras enfermedades e infecciones.

Puede transmitirse por el acicalamiento mutuo, incluso el de la madre, o también por heridas causadas por mordeduras. Sin embargo, no sobrevive por fuera del cuerpo, de modo que suele ser imprescindible un estrecho contacto para su transmisión.

Con un tratamiento adecuado, un gato puede tener una buena calidad de vida por años. Existe una vacuna contra esta enfermedad, que puede ser recomendada por el veterinario.

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