La comunicación experimenta transformaciones constantes, y en la actualidad muchas de las relaciones se desarrollan principalmente a través de redes sociales. Incluso las llamadas telefónicas, que durante años fueron el medio principal para hablar con alguien, han sido reemplazadas por mensajes de voz. Este cambio, aunque naturalizado, despertó el interés de profesionales de la salud mental y expertos en programación neurolingüística.
Desde el punto de vista psicológico, optar por enviar audios en lugar de llamar no responde únicamente a una cuestión de comodidad o practicidad. Especialistas analizaron esta preferencia y señalaron que detrás de ella pueden encontrarse múltiples factores emocionales. Entre ellos, se destaca la necesidad de mantener cierto control sobre la interacción, la posibilidad de elegir cuándo responder o simplemente evitar el contacto directo en momentos de vulnerabilidad o estrés.
Aunque enviar audios es una práctica cotidiana, su elección reiterada puede revelar aspectos más profundos del vínculo con la comunicación y con los demás. Los expertos afirman que prestar atención a estos hábitos permite entender mejor cómo nos relacionamos, qué límites imponemos y qué emociones influyen al momento de expresarnos. Así, un acto tan simple como mandar un mensaje de voz puede convertirse en una puerta hacia el autoconocimiento y la reflexión personal.
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La comunicación experimenta transformaciones constantes, y en la actualidad muchas de las relaciones se desarrollan principalmente a través de redes sociales
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Qué significa preferir escuchar audios en vez de hacer una llamada según la psicología
Los audios llegaron para transformar por completo la manera en que las personas se comunican. En los últimos años, las llamadas telefónicas comenzaron a ser vistas como una intrusión en el espacio personal. En contraste, los mensajes de voz ofrecen una alternativa más flexible: permiten hablar sin interrumpir, y que el otro escuche cuando tenga tiempo o disposición. Este cambio, aunque naturalizado, refleja nuevas dinámicas en la forma de vincularse y en la gestión del tiempo y la intimidad.
El psiquiatra y psicoanalista José Abadi explicó que detrás de esta elección puede esconderse algo más profundo que una simple preferencia práctica. Según su análisis, los audios ofrecen una sensación de garantía emocional: quien los envía busca confirmar que su mensaje será recibido con interés. Esta modalidad genera una ilusión de cercanía, pero también marca una distancia que modifica la intimidad del vínculo, al evitar el contacto directo de una conversación en tiempo real.
Los mensajes de voz, además, construyen una forma de comunicación que parece espontánea pero que, al poder repetirse antes de enviarse, también permite mayor control sobre el discurso. Esto puede reducir la ansiedad que provoca una llamada, donde no hay tiempo para ensayar o corregir lo dicho. Así, se presenta una tensión entre la cercanía emocional de la voz y el control que da el mensaje grabado.
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Incluso las llamadas telefónicas, que durante años fueron el medio principal para hablar con alguien, han sido reemplazadas por mensajes de voz
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Flavio Calvo, doctor en psicología y docente, también aportó su mirada sobre el fenómeno. Desde su perspectiva, los audios permiten una comunicación más eficiente: se graban rápido y evitan conversaciones largas. Esta eficiencia responde a un ritmo de vida acelerado, en el que la inmediatez convive con la necesidad de mantener el contacto interpersonal sin comprometer demasiado tiempo.
Sin embargo, esta modalidad también tiene sus matices. Si bien se valoran la practicidad y la posibilidad de elegir cuándo y cómo responder, los expertos coinciden en que esta práctica revela un cambio cultural más amplio. La comunicación se adapta a las nuevas formas de convivencia digital, donde la disponibilidad emocional y el respeto por el tiempo ajeno se vuelven claves.
En definitiva, los audios no solo transformaron la forma de hablar, sino que también pusieron en evidencia nuevas maneras de vincularse. Reflejan una búsqueda de equilibrio entre cercanía y autonomía, entre contacto y control. Y aunque parecen una solución moderna y funcional, también invitan a reflexionar sobre el modo en que se construyen los vínculos en la era digital.
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Este cambio, aunque naturalizado, despertó el interés de profesionales de la salud mental y expertos en programación neurolingüística.
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