Un restaurante histórico mantiene viva la esencia culinaria hispana con una carta extensa, porciones abundantes y atención profesional en el corazón de Montserrat.
Fundado en 1860, es un ícono culinario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y una joya de la gastronomía tradicional.
Desde mediados del siglo XIX, un restaurante emblemático acompaña la historia gastronómica de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Fundado en 1860, El Imparcial no solo resiste el paso del tiempo, sino que se consolida como una referencia ineludible de la cocina tradicional española y porteña. Su legado se transmite no solo a través de sus platos, sino también en el trato de los mozos, muchos de los cuales trabajan allí desde hace décadas.
Con más de 160 años de historia, el restaurante logró mantenerse vigente gracias a su carta generosa, su ambiente solemne y el liderazgo de una familia que garantiza continuidad. La cocina está hoy en manos de Sebastián Ibarra, quien tomó la posta de su padre tras más de cuatro décadas al frente de los fuegos.
Entre sus platos más representativos se destacan las gambas al ajillo, servidas en cazuela de hierro y con el ajo como protagonista, el chupín de pescado con abadejo, merluza, lenguado y atún en caldo especiado, y la potente milanesa de la casa, que combina panceta, jamón, huevo y papas fritas.
En un escenario donde proliferan las propuestas modernas y la búsqueda de novedades permanentes, El Imparcial ofrece una experiencia que prioriza la coherencia culinaria por encima de las tendencias. Con un servicio de salón atento y platos que reflejan décadas de saber hacer, este restaurante mantiene viva una parte del patrimonio gastronómico porteño. Más que un lugar para comer, es un símbolo de continuidad en una ciudad que no deja de transformarse.
Ubicado en Hipólito Yrigoyen 1201, en el barrio de Montserrat, se encuentra a pocas cuadras del Congreso Nacional. La zona, cargada de historia, potencia el valor patrimonial del restaurante. El local es amplio, dividido en sectores, con una barra que destaca al ingresar y un clima sereno que contrasta con el movimiento del centro porteño.
El Imparcial abre todos los días de 12 a 16 y de 20 a 00:30, y ofrece una propuesta que combina tradición y hospitalidad, en un entorno ideal para comidas familiares o encuentros formales.
Entre las especialidades, se destacan las gambas al ajillo, servidas en cazuela de hierro con aceite de oliva, ajo y ají molido. También sobresale el chupín de pescado, que incluye merluza, abadejo, lenguado y bife de atún, en una base de tomate, arvejas, morrón y papas españolas.
Otro clásico es la milanesa de la casa, elaborada con nalga y acompañada de panceta, jamón, queso fundido, huevo, arvejas, morrón y papas fritas. De tamaño descomunal, está pensada para ser compartida.
La carta abarca también mariscos, pastas, carnes, cocidos y postres típicos. Todo con un equilibrio entre sabor, generosidad y presentación que refleja el conocimiento de una cocina sólida, sin artificios.
Gracias a su cercanía con el centro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se puede llegar fácilmente desde cualquier punto. Las líneas A, B, C y E del subte tienen estaciones próximas, al igual que numerosos colectivos que circulan por la Avenida Rivadavia y calles adyacentes.
El entorno es seguro y de fácil acceso para quienes se mueven en auto o transporte público. La ubicación refuerza su carácter de clásico porteño, con una identidad ligada al pulso de la ciudad.
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