La inflación en Argentina volvió a acelerarse en agosto y, según las estimaciones privadas, se ubicó por encima del 2% mensual, encadenando tres meses consecutivos con incrementos superiores al 1,5%, algo que genera preocupación tanto en el Gobierno como en los consumidores.
De acuerdo al relevamiento de Orlando J. Ferreres y Asociados, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) alcanzó un 2,1% en agosto, mientras que la inflación núcleo se ubicó en 1,8%. Con estos números, la variación interanual trepa al 19,7%, mientras que la núcleo acumula un 17,8%.
Por su parte, la consultora Eco Go también calculó un incremento del 2,1%, motorizado principalmente por alimentos y bebidas, que tuvieron un salto del 2,5% al incluir comidas fuera del hogar. Dentro del consumo doméstico, el alza fue del 2,3%.
En tanto, el informe de LCG mostró que el rubro de alimentos registró una aceleración cercana al 3% en agosto: se trata del sector más sensible a las variaciones cambiarias y a la inestabilidad política, y el que más afecta de forma directa al bolsillo de los hogares.
El dato llega en un contexto marcado por la volatilidad del dólar y la proximidad de las elecciones bonaerenses, lo que suma presión sobre la gestión económica de Javier Milei. Si bien el Gobierno sostiene que las medidas de ajuste monetario buscan contener la inflación, la dinámica de los precios sigue mostrando resistencia.
En julio, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) había informado una inflación del 1,9%, lo que había generado expectativas de una posible continuidad en la baja. Sin embargo, las proyecciones de agosto marcan un quiebre en esa tendencia.
Los analistas coincidieron en que el aumento de los alimentos, el impacto del tipo de cambio y la incertidumbre política fueron los factores centrales detrás de la aceleración. Además, destacaron que, pese al ajuste fiscal y monetario, los precios mantienen una inercia difícil de controlar en el corto plazo.
En paralelo, la Universidad Di Tella advirtió que la expectativa de inflación a 12 meses trepa al 39%, lo que refleja que la población no espera una reducción significativa en el ritmo de suba de precios.
Con este panorama, el dato oficial del Indec que se conocerá en los próximos días será clave para confirmar si agosto cerró finalmente arriba del 2%. De ser así, el Gobierno deberá enfrentar un nuevo desafío: sostener su discurso de orden económico en plena campaña electoral.