Las casas de cambio de Microcentro eran sinónimo del mercado cambiario mientras coexistían con bancos, oficinas y un constante flujo de trabajadores de lunes a viernes. Las restricciones cambiarias y la pandemia jugaron su papel, dejando a un sector antes crucial reducido a su mínima expresión. Ahora, con el fin del cepo cambiario, el sector espera renacer.
Antes de la pandemia, el Banco Central registraba entre 220 y 230 casas de cambio en todo el país, pero hoy en día apenas quedan 65. La contracción fue gradual pero significativa, acentuada por la cuarentena, el trabajo a distancia pero, especialmente, por las duras restricciones para realizar operaciones con divisas extranjeras.
Su operativa se limitó a unas pocas transacciones autorizadas, mientras que la mayor parte del mercado se desplazó hacia los bancos o directamente al circuito informal, lo que provocaba que cada vez fueran más los negocios que cerraban sus puertas.
Así, el microcentro cambió su apariencia. De oficinas llenas y turistas cambiando divisas, pasó a ser un barrio con menos movimiento, más locales cerrados y un mercado informal encabezado por los famosos "arbolitos" que creció al calor de la demanda reprimida.
dolar cepo
Las restricciones para operar con moneda extranjera sentenciaron el fin de las casas de cambio.
Cambio de época: ¿qué pasa con el fin del cepo?
El nuevo régimen cambiario, anunciado en abril, permite a las casas de cambio operar en las mismas condiciones que los bancos. Pueden vender libremente divisas oficiales a clientes con fondos declarados en cuentas bancarias, ya sea retirando el efectivo (hasta u$s100 por ventanilla) o transfiriendo dólares al exterior sin límite.
En este contexto, según fuentes del sector consultadas por Ámbito, ya hay firmas que evalúan reabrir sucursales y otras apuestan por formatos más digitales y ágiles. Igualmente aclaran que la recuperación será gradual y dependerá de cómo se mueva la demanda.