La guerra comercial desatada por Donald Trump con la suba de aranceles a productos importados de todos los países tiene en vilo a la indiustria automotriz global, ya que buena parte de los vehículos que ingresan a los Estados Unidos, inlcuidos los de marcas nacionales, se fabrican fuera de sus fronteras.
La pregunta es si esta situación podría impactar en la Argentina. Y la respuesta es que si bien actualmente no se están exportando modelos argentinos a los Estados Unidos, principalmente por falta de competitividad de la industria nacional, podría haber coletazos por el reacomodamiento del tablero. Asimismo, un enfriamiento de la economía mundial supondría una menor demanda de los sectores que compran pick ups argentinas.
Entre los casos de exportaciones a los Estados Unidos, se encontraba el utilitario Mercedes-Benz Sprinter fabricado en la planta de La Matanza. Sin embargo, se discotinuó ese mercado en los envíos de esa fábrica, una decisión que antecede a la venta, en febrero pasado, de la operación a un grupo nacional liderado por Pablo Peralta a través de la empresa Prestige, que tiene como CEO al exToyota Daniel Herrero. Las exportaciones de Sprinter hacia allí en los últimos años estuvieron vinculadas a la demanda adicional que hubo de este tipo de vehículos en ese país. La última exportación a Estados Unidos de la Sprinter fabricada en Argentina fue a finales de 2023 y principios de 2024.
Es decir, en términos industriales no habrá productos nacionales que queden fuera del mercado estadounidense. Pero, lo que sí alertan en el sector es que el stock de otros países que se acumule por las barreras de Donald Trump podría buscar salida en otros mercados. No solo el argentino, sino también de países que importan modelos de estas pampas.
“Podría haber impacto indirecto de aquellos países que le exportaban autos y ahora no, como México, China o los de la Unión Europea. Igual es controlado porque son otras configuraciones y es limitado a la demanda local. No se ve una invasión de productos”, explicaban desde el sector ante la consulta de este medio.
En cuanto a las exportaciones, “puede haber algún impacto porque esos autos que sobran en otros países seguro tratarán de venderlos en los mercados a los que exporta Argentina”, añadieron. Aunque creen que las consecuencias deberían ser acotadas, por lo menos en el caso de las pick ups, ya que “no hay tanta competencia”.
Una señal puede ser la salida de Nissan, con el fin de la producción de la pick up Frontier en Córdoba anunciada hace pocas semanas. Fuentes de la marca explicaban tiempo atrás que la decisión era multicausal, como la ruptura de la alianza global con Renault (el proyecto también contemplaba la Alaskan del rombo), la caída de mercados de exportación regionales, pero también que el mismo modelo se fabrica en México. El riesgo que suponía el muro de Trump ya era contemplado a inicios de año: los mercados que se abastecían desde Córdoba podían prefectamente hacerlo desde México, como finalmente ocurrirá. Un caso, no obstante, muy específico y que no aplica al conjunto de las automotrices.
Asimismo, al tiempo que anunció una inversión para producir la nueva Alaskan, Volswagen informó que el SUV Taos dejará de ser nacional para empezar a importarse también desde México. Vale destacar que aunque los patentamientos de 0KM vienen el alza, la producción está en caída, principalmente por factores ligados a la presión impositiva y el tipo de cambio atrasado.
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La Nissan Frontier, un modelo que desde México abastecerá a mercados que antes importaban a Córdoba.
Otros actores del sector minimizaron impactos directos, pero creen que es prematuro analizar las consecuencias finales. Algunas posibilidades que aparecen en el horizonte: encarecimiento de piezas o un enfriamiento global de la economía que pegue en sectores demandantes de pick ups, como el agro, los hidrocarburos o la minería.
Para los importadores la cuestión tiene aun menos impacto. “A nosotros por ahora no nos modifica nada, lo que sí hay que ver es la mercadería que iba a Estados Unidos y que ahora tiene arancel, si parte de eso no va a terminar en otros países”, sostuvieron desde una marca que no fabrica en el país.
Respecto a la posible competencia china, expresó: “Los autos chinos no estaban entrando a Estados Unidos. O sea, eso no va a cambiar demasiado, y ahora menos”.