Durante años, los iPhone se ganaron la referencia de ser sinónimo de seguridad en el mundo de los dispositivos móviles, respaldados por el ecosistema cerrado de Apple, su tienda de apps controlada y un fuerte sistema de cifrado. Esta reputación llevó a muchos a creer que sus dispositivos estaban completamente a salvo.
Pese a esto, el avance constante del cibercrimen y nuevas legislaciones, como la Ley de Mercados Digitales en Europa, que obliga a Apple a permitir tiendas externas y navegadores alternativos, abrieron nuevas puertas a ataques más complejos.
Hoy, ni siquiera los celulares de esta empresa están exentos de riesgos. Los métodos se diversifican, y algunos se aprovechan de las propias decisiones del usuario o de los cambios recientes en el entorno digital.