Saúl, el hombre común que vio el cambio climático de cerca y se decidió a enfrentarlo

En 1941, una avalancha destruyó gran parte de la ciudad en la que vive y provocó 2.000 muertes. Ahora, teme una situación similar e inició una demanda histórica.

“Todos los glaciares están derritiéndose”, advierte Saúl Luciano Lliuya. No es un científico ni un investigador avezado, pero su percepción cuenta tanto como las de ellos: es un hombre común, un campesino de ciudad peruana de Huaraz que vio el cambio climático de cerca, percibe cómo destruye lo que encuentra a su paso y se decidió a enfrentarlo.

Fue a fines de 2015 cuando presentó una demanda contra la compañía eléctrica alemana RWE. Resulta curioso que la empresa nunca tuviera operaciones en los Andes, pero Saúl entendió que el fenómeno no es un mero mecanismo de causa – efecto en un lugar y un tiempo determinado, sino más bien un perverso juego de largo aliento. Y la Justicia germana le dio la razón.

Lo dicho: RWE nunca operó en Perú, pero se calcula que es responsable del 0,5% de todos los gases invernaderos emitidos a nivel mundial. Tras un revés en la etapa inicial, un segundo tribunal afirmó que “los daños climáticos pueden dar lugar a responsabilidad corporativa”. Una frase escueta pero histórica.

  • Crónica de una tragedia

El deshielo de los Andes hizo aumentar el nivel del agua de la cercana laguna Palcacocha y Saúl teme un desastre como el de 1941. Ese año tuvo lugar una de las tragedias más recordadas en Perú.

La laguna se desbordó y un aluvión con olas gigantes arrasó Huaraz y mató a unas 2.000 personas. Desde entonces, se ha ido gestando un cóctel explosivo: la laguna aumentó su volumen 34 veces, a la vez que Huaraz se fue poblando más y más.

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La laguna aumentó su volumen 34 veces.

La laguna aumentó su volumen 34 veces.

La urgencia de lo que podría sobrevenir logró que, hace unos meses, expertos realizaran una visita a Huaraz para certificar la amenaza de una inundación, como un elemento más para la actuación de la Justicia.

”Hay temor a una avalancha. En 1941 cuando se desbordó la laguna, provocó olas y se rompió el dique natural, bajando quebrada abajo donde había otra laguna, se juntaron las dos y destruyeron una parte de la ciudad”, cuenta Saúl en diálogo con C5N.

Las alarmas volvieron a sonar hace tiempo ya. Según detalla, “el dique natural cuando se desbordó la laguna se destruyó. Se construyeron diques artificiales, pero ya están dañados” por avalanchas más pequeñas, lo que sería solo una muestra del poder devastador que tendría un evento de proporcione mayores.

El temor, además, convive con otro peligro: “Quizás sin los glaciares no tengamos la cantidad de agua suficiente que necesitamos las comunidades”.

  • El legado
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"Ojalá que pronto haya otras demandas", afirmó.

Saúl dice no saber cómo terminará la demanda, pero está tranquilo. “Con el tiempo no sé cómo se verá, quedará en los reportes periodísticos, igual creo que no es suficiente lo que estamos haciendo, porque sabemos que la temperatura sigue en aumento y no se hace lo suficiente”, reitera.

Pero de todos modos mantiene la esperanza: “Ojalá que pronto haya otras demandas para presionar a quienes causan la contaminación para que cambien su modelo de producción. Al menos habremos contribuido con algo para que la Tierra no siga calentándose”.

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