Quería correr una maratón e ignoró los dolores por casi 6 meses: los médicos revelaron lo peor
El entusiasmo por alcanzar una meta personal muchas veces lleva a los deportistas a sobrepasar sus propios límites, sin advertir que el cuerpo también tiene un punto de quiebre.
La historia de esta mujer que terminpo con un diagnóstico de no creer
Karina Ureña, de 30 años, comenzó con dolores que confundió con cólicos menstruales, pero luego se sumaron náuseas y vómitos que llevaron a un diagnóstico erróneo inicial.
Tras insistir en una segunda opinión, una tomografía reveló que padecía cáncer de colon en estadio cuatro con metástasis en varios órganos.
Los médicos le recomendaron una histerectomía total, pero ella optó por una cirugía menor para conservar su útero y continuar con quimioterapia.
Actualmente sigue en tratamiento, decidida a vencer la enfermedad y mantener viva su esperanza de ser madre en el futuro.
Lo que comenzó como un sueño deportivo terminó convirtiéndose en una pesadilla. Una mujer, decidida a cumplir su objetivo de correr una maratón, comenzó a experimentar dolores que atribuyó al esfuerzo del entrenamiento. Durante meses, los ignoró con la esperanza de que fueran solo molestias pasajeras, parte del sacrificio que exige cualquier preparación física intensa. Pero con el tiempo, esas señales se volvieron imposibles de disimular.
En este caso, la persistencia y la pasión por el running fueron más fuertes que las alertas físicas, hasta que una consulta médica reveló una verdad que cambiaría todo. Lo que parecía una simple dolencia muscular escondía algo mucho más serio. La historia sirve como recordatorio de la importancia de escuchar al propio cuerpo y no subestimar síntomas que persisten con el tiempo.
Qué le sucedió a la joven que ignoró los síntomas y cuando fue al médico tuvo un diagnóstico inesperado
Cáncer de colon
El cáncer de colon es un tipo de cáncer que se forma en los tejidos del colon.
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Karina Ureña, una estadounidense de 30 años, se encontraba entrenando intensamente para participar en una competencia deportiva programada para febrero de este año. Al principio, atribuyó sus molestias a cólicos menstruales, pero con el tiempo comenzaron a aparecer náuseas y vómitos. Aun así, decidió esperar hasta el día del evento antes de consultar con un especialista.
En la guardia, los médicos sospecharon una gastroenteritis o un desequilibrio hormonal, la medicaron y la enviaron de regreso a su casa. Inconforme con ese diagnóstico, Karina pidió una segunda opinión y su médico de cabecera le indicó una tomografía, que finalmente reveló la verdad: padecía cáncer de colon en estadio cuatro, con metástasis en los ovarios, el hígado y los pulmones.
El tiempo transcurrido sin un tratamiento adecuado permitió que la enfermedad avanzara rápidamente. Los especialistas le recomendaron una histerectomía total (extirpación del útero y los ovarios) para impedir que el cáncer se expandiera aún más. Sin embargo, Karina soñaba con ser madre algún día: “La idea de perder esa parte de mí era insoportable”, confesó.
Finalmente, los médicos optaron por una cirugía menor, en la que le extrajeron el tumor más grande del ovario derecho y una porción del tejido del colon. Al despertar, supo que debía usar una bolsa de colostomía. Aunque se sintió profundamente cambiada, siguió adelante con el tratamiento indicado, que incluyó 11 sesiones de quimioterapia.
Hoy, Karina continúa su lucha contra la enfermedad con el objetivo de preservar su útero y cumplir su deseo de ser madre. Mantiene la esperanza y reconoce que uno de sus mayores arrepentimientos fue no haber acudido al médico antes. “Lo único que puedo hacer ahora es pelear, y no voy a rendirme”, expresó con determinación.