El oro, uno de los metales más codiciados y valiosos en la Tierra, ha sido objeto de estudio durante siglos. Su origen ha desconcertado a científicos y astrónomos, quienes han propuesto diversas teorías para explicar cómo llegó a existir en el universo. Recientemente, una nueva hipótesis relizada por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) ha emergido, arrojando luz sobre este misterio cósmico.
Investigaciones recientes sugieren que el oro podría haberse formado mucho antes de lo que se pensaba, en eventos astronómicos que ocurrieron en las primeras etapas del universo. Este descubrimiento no solo tiene implicaciones científicas, sino que también podría influir en campos como la economía y la tecnología, donde el oro desempeña un papel crucial.
Cómo se origina el oro en el espacio según la NASA
Un equipo de investigación encabezado por Anirudh Patel, estudiante de doctorado en la Universidad de Columbia, ha ofrecido nuevos avances sobre un misterio cósmico, utilizando datos archivados de más de dos décadas. Con observaciones realizadas por el telescopio INTEGRAL de la ESA y misiones de la NASA, han identificado una firma de rayos gamma que coincide con la creación de elementos pesados durante una rara explosión estelar conocida como "erupción gigante de magnetar".
Los magnetares, un tipo de estrella de neutrones, son astros extremadamente densos que quedan tras la muerte de estrellas masivas, y poseen campos magnéticos tan intensos que pueden alterar la estructura del espacio mismo. En raras ocasiones, estos objetos cósmicos experimentan fenómenos conocidos como starquakes, fracturas en su corteza que liberan cantidades colosales de energía. En uno de estos eventos, puede expulsarse materia a velocidades cercanas a la de la luz, rica en neutrones que tienen la capacidad de transformar núcleos atómicos en elementos como oro, uranio y otros metales preciosos.
Lo más revolucionario de este hallazgo es que, dado que estas erupciones ocurren en las primeras etapas del universo, los magnetares podrían ser responsables de la existencia de elementos como el oro, incluso antes de que las colisiones de estrellas de neutrones (que hasta ahora eran consideradas la única fuente confirmada) fueran posibles. La nueva teoría propone que los magnetares pudieron haber sembrado oro en el universo durante los primeros 500 millones de años después del Big Bang.
El descubrimiento clave se dio a partir de una señal de rayos gamma registrada en diciembre de 2004, que había permanecido sin explicación hasta que Eric Burns, astrofísico de la Universidad Estatal de Luisiana, advirtió que esta señal coincidía exactamente con el modelo teórico desarrollado por Patel y su equipo. Durante una erupción en la superficie de un magnetar, las condiciones son ideales para la creación de elementos pesados a través de una serie rápida de capturas de neutrones. En este entorno de alta presión y densidad, metales preciosos como el oro y el uranio podrían formarse en cuestión de segundos.