Todos los fines de semana, en horas de la noche y durante toda la madrugada, se realizan picadas clandestinas en la capital de la provincia de Buenos Aires.
Todos los fines de semana, en horas de la noche y durante toda la madrugada, se realizan picadas clandestinas en la capital de la provincia de Buenos Aires.
Hay tres escenarios urbanos utilizados como pistas de carreras: la Avenida 520 en sentido a Melchor Romero, el Camino a Punta Lara (Ensenada) y el circuito del Bosque sobre la Avenida Pereyra Iraola.
Quienes convocan y realizan estas actividades son jóvenes que tienen entre 14 y 35 años, la mayoría de ellos con domicilios en La Plata, aunque también llegan “pisteros” desde municipios aledaños como Florencio, Varela, Quilmes y Berazategui.
Por medio de WhatsApp, se abren grupos a los que suman al menos 200 personas por noche: los convocan en primer término por historias de Instagram y, una vez incorporados a la comunidad, los interesados comienzan a planificar horarios, lugares y modalidades para las carreras clandestinas.
Ponen en riesgo sus propias vidas y las de terceros. No manejan a 100 kilómetros por hora, sin casco y sin patente, solo por ganar dinero: lo hacen por el placer de “sentirse vivos” y capaces de todo.
En tanto la policía realiza controles estáticos que son informados por los mismos corredores, los vecinos piden operativos móviles y dinámicos.
“Más allá de que cada tanto hay persecuciones y algunas detenciones, el circuito de picadas clandestinas sigue funcionando de manera continuada, hay menores que participan y muchas de las motos utilizadas son robadas, es decir que tienen pedidos de secuestro activos”, contó un vecino de la zona Oeste de La Plata.