Esta problemática conjuga varios factores, motivados principalmente por la promesa de "plata fácil" y potenciados por la recomendación de influencers y streamers como así también de la accesibilidad en redes sociales. Esto sumado a la pseudoautonomía que los adolescentes hoy tienen para manejar dinero a través de billeteras virtuales, algo que no existía hace años atrás.
Hacer consciente la adicción al juego a los 15 años: el primer paso para rehabilitarse de la ludopatía
"El problema empezó poco después de que mi hijo empezara a manejar plata. El papá o yo le poníamos plata en una billetera virtual y los fines de semana que no salía notábamos que gastaba la plata igual, lo que nos llamó la atención", contó la mamá de un joven a C5N.
Una vez que los padres se sentaron a hablar con su hijo, él con total naturalidad respondió que jugaba al bingo online. "Yo soy re pro, a veces gano y a veces pierdo", dijo con soltura. Tras las preguntas de su mamá, el chico contó que se había enterado por Instagram y que un amigo suyo que funcionaba como "cajero" le creó la cuenta. Para entender mejor: los cajeros funcionan únicamente en sitios ilegales y es una persona que genera usuarios y claves a la vez que recibe las transferencias de los apostadores, cargándolas como créditos en el sitio.
La madre, sorprendida, continuó indagando y se enteró que su hijo jugaba desde que tenía 15 años. Lejos de alarmarse, el joven intentó llevarle calma: "Má, quedate tranquila que yo juego cuando tengo y cuando no, no lo hago". No era consciente de lo que estaba ocurriendo.
Esa primera charla encendió las alarmas dentro de la familia, por lo que se comprometieron a monitorear la situación. Pero la rebeldía adolescente pudo más: "Nos dimos cuenta de que seguía jugando a escondidas, ya sabiendo que estaba mal porque se lo habíamos dicho". Las notificaciones en la billetera virtual advirtieron que el adolescente estaba adoptando un comportamiento adictivo, lo que obligó a la familia a tomar el toro por las astas.
clases colegio escuela secundario
En la escuela estaba al tanto de la situación.
Télam
En primer lugar la familia optó por denunciar la situación en la escuela a la que acude el joven en Ramos Mejía, aunque no encontró muchas respuestas. "Lo tomaron con naturalidad. Me dijeron 'sí, todos los chicos juegan acá'. Hablé con la psicopedagoga y me dijo que era un tema que le preocupaba y le llamaba la atención", señaló la madre del chico. Sin embargo, no parecía haber intenciones de diseñar acciones de prevención para el alumnado: "No decían otra cosa que fuera 'no está bien'. No hubo reuniones en los que se trate este tema".
Ante ese panorama, a la mujer no le quedó otra opción que socorrer a su hijo sola, así que buscó ayuda profesional. Como se esperaba, la reacción del joven no fue la mejor: "Se resistió a la terapia porque dijo que no era necesario y que yo estaba sobrerreaccionando".
El camino no fue fácil, porque más allá de la resistencia no hay que olvidar que se trata de adolescentes, con todo los cambios que esa etapa de la vida conlleva. "Al principio le caía todo mal, pero yo iba hablando con la terapeuta y me contaba que durante el tratamiento hablaban de otras cosas, no puntualmente de su problemática. Por suerte después se acostumbró y comenzó a mejorar", manifestó la mamá. Si bien cada terapeuta aplica su propia metodología y ella trabajaba sola con el adolescente, sí daba sugerencias para propiciar el acompañamiento familiar.
A pesar de que los resultados no fueron inmediatos, llegaron más rápido de lo esperado. De hecho, gracias a que lograron detectar el comportamiento a tiempo, la familia no tuvo ningún tipo de sobresalto económico.
Hoy en día, ya con 17 años, el joven logró dejar atrás su adicción, comenzó a estudiar barbería y se dedica a ello. "Está trabajando, se compró sus máquinas, sale y ayuda en casa. Incluso hasta le va mejor en el colegio. Cuida la plata y mira los precios porque entiende el valor de su propio dinero", contó orgullosa su mamá.
La ludopatía, un fenómeno que interpela a chicos y grandes y hace un llamado de atención a la sociedad en su totalidad
La ludopatía Débora Blanca, psicóloga especializada en ludopatía y otras adicciones comportamentales, analizó este fenómeno partiendo de la base de su denominación. "Ludopatía es la adicción a los juegos de apuestas, lo contradictorio es que para poder apostar hay que ser mayor de 18", lo que sugiere es que los chicos que entran al macabro entramado de las apuestas lo hacen a través de sitios ilegales.
Argentina autorizó el desembarco de las plataformas de apuestas en el año 2020, y a pesar de que ya existían antecedentes a nivel mundial de lo que podía desencadenar, Blanca opina que no se tomaron los recaudos suficientes para frenar esta situación.
Además, hay varios factores que se ponen en juego al momento de apostar. Así lo explica la profesional: "A la promesa de dinero fácil rápido, ya, sin esfuerzo y seguro se le suma la coincidencia del cuestionamiento al trabajo. ¿Qué es trabajar y cómo se gana dinero hoy en día? El dinero siempre fue importante, pero siempre se supo que llevaba un tiempo y cierto esfuerzo poder ganarlo. Hoy en día es un 'cuanto antes, mejor'".
El fenómeno también puede encontrar un punto de partida en el cambio de paradigma social respecto del manejo del dinero, dado que los chicos apuestan con lo que los padres les cargan en las billeteras virtuales. "Antes daban billetes a medida que iban necesitando, tengo algunos pacientes que reciben dinero para todo el mes. Creo que es algo importante para revisar porque implica cierta exigencia para un pibe de 12, 13 o 14 años de que tiene que saber cómo administrar ese dinero", reflexionó Blanca.
BILLETERAS VIRTUALES
Las billeteras virtuales facilitan la accesibilidad a los sitios ilegales de apuestas.
FREEPIK
La especialista puso en foco los lazos familiares y el rol que cumplen los padres ante esta problemática: "Me parece que se están manteniendo un poquito al margen, están ausentes y tienen que estar más presentes". En la misma línea responsabilizó al uso de las pantallas dado que hoy en día desde los dos o tres años las infancias tienen acceso a celulares o tablets. "Los padres tienen que poder sentarse un ratito a jugar con los hijos y dedicarles tiempo", afirmó.
Hoy en día la franja etaria más afectada por esta adicción son los jóvenes de entre 15 y 25 años, lo que incluye a menores de edad. Lo peligroso es la rapidez con la que estos adolescentes desarrollan el comportamiento problemático: "Cuando apuestan online problematizan más rápido, a diferencia de las apuestas en casinos presenciales. En esos casos el comportamiento puede tardar hasta ocho años en desarrollarse".
Apuesta deportiva
La promesa de plata fácil, uno de los motores de las apuestas online.
Sobre los motivos que llevan a desarrollar esta conducta adictiva, Blanca analizó que mucho tiene que ver con "la ilusión de ganar dinero rápido", pero que también se conjuga con un altísimo nivel de impulsividad producto del aburrimiento, aburrimiento que ya acarrean desde chiquitos porque pareciera que para las familias "es una palabra prohibida".
La alarma es tal, que los chicos ya no pueden darle batalla solos a esta cuestión: "Hay cada vez más jóvenes medicados, con autorización de psiquiatra por supuesto, pero porque son chicos dispersos que no pueden prestar atención, se distraen y hasta tienen dificultades para vincularse".
Una vez detectada la atención, el trabajo es el de sacar el veneno de raíz. "Más allá de las distintas terapias, se trata de que puedan ver de qué manera reconectarse una vez que se recuperan, si se enfermaron de apuestas deportivas, cómo volver a mirar deporte sin necesitar apostar y disfrutar del deporte que aman", comentó Blanca.
A la vez, la profesional hizo un llamado de atención al Estado, entendiendo que las acciones de hoy son "para apagar el incendio", cuando aún se está muy lejos de poder atacar el problema de forma eficiente. "El Estado tiene que ponerse a regular publicidades a bloquear los sitios ilegales, sancionar influencers, ahondar en campañas de prevención y concientización y armar equipos capacitados", cerró.
*Débora Blanca es directora de Lazos en juego, presentó trabajos en Argentina, Italia, España y Polonia y cuenta con 4 libros publicados