Llegó a Argentina y hoy es el mejor del mundo: cómo fue el primer alfajor que se hizo en nuestro país

¿Sabías que su historia en nuestro país tiene orígenes humildes y curiosos?

Llegó a Argentina y hoy es el mejor del mundo: se trata, sin duda, de uno de los íconos más deliciosos y tradicionales de la gastronomía de la tierra sudamericana. ¿Cómo fue el primer alfajor que se hizo en nuestro país?

Se consume desde hace siglos y es uno de los productos que más nos identifican. El alfajor, ese dulce irresistible que atraviesa generaciones y fronteras, tiene una historia que comienza mucho antes de convertirse en símbolo nacional.

Aunque su origen es árabe y llegó a España durante la Edad Media, este manjar se reinventó en el país de la bandera celeste y blanca gracias a la creatividad de los inmigrantes. Y no solo conquista el mercado interno. Cada vez más empresas nacionales exportan alfajores a países como Estados Unidos, España, Brasil, Alemania y Japón. Las marcas argentinas saben combinar tradición y calidad para abrirse camino en el mundo, llevando nuestro sabor más representativo a las góndolas internacionales. En ferias de alimentos y competencias gastronómicas, el alfajor argentino brilla con luz propia.

Alfajor
Su cobertura de chocolate es de 70% cacao amargo y las tapas de la masa tienen incorporada sal marina, lo que proporciona un interesante contraste de sabores.

Su cobertura de chocolate es de 70% cacao amargo y las tapas de la masa tienen incorporada sal marina, lo que proporciona un interesante contraste de sabores.

Cuál es la historia del primer alfajor que se hizo en Argentina

El primer alfajor argentino apareció a fines del siglo XIX, traído por inmigrantes europeos que adaptaron la receta original a los ingredientes locales. Se dice que en la provincia de Córdoba, hacia 1880, una pequeña confitería comenzó a preparar una versión casera con dulce de leche, harina, huevos y azúcar, combinando influencias españolas y francesas.

Este producto primitivo era simple, sin la capa de chocolate que hoy es tan característica. Sin embargo, conquistó rápidamente a los argentinos por su sabor dulce y textura suave. Con el tiempo, las fábricas comenzaron a industrializar su producción, y hacia mediados del siglo XX, la versión con chocolate y distintos rellenos se volvió la favorita.

Hoy, Argentina es reconocida mundialmente por la calidad y variedad de sus alfajores, desde los artesanales hasta los industriales. Este pequeño dulce es mucho más que un postre: es parte de nuestra identidad y cultura popular. Así, lo que comenzó como una receta sencilla en una confitería cordobesa, se convirtió en un símbolo nacional que llegó a ser considerado “el mejor del mundo”.

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