La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) sorprendió a la comunidad científica con un reciente análisis de las tormentas en Júpiter y su luna Amaltea. A través de las imágenes obtenidas por la nave Juno, se logró capturar detalles que no se habían visto hasta ahora sobre las dinámicas atmosféricas del gigante gaseoso.
Este trabajo, realizado con la colaboración de científicos ciudadanos, remarca los patrones únicos de las tormentas y revela nuevas perspectivas sobre el comportamiento de sus satélites naturales.
El último sobrevuelo de Juno, realizado en octubre de 2023, marcó su acercamiento número 66 al planeta y permitió observar con gran nitidez los vórtices y las bandas de nubes de Júpiter. Estas imágenes llamaron la atención por su calidad, como así también por el minucioso procesamiento realizado para realzar detalles ocultos. Los avances logrados amplían la comprensión de los fenómenos atmosféricos y destacan la importancia de la cooperación entre científicos y fanáticos en la exploración del sistema solar.
Qué vio la NASA en las imágenes de las tormentas en Júpiter y su luna Amaltea
Las imágenes que se obtuvieron gracias a la nave Juno durante su último sobrevuelo revelaron la imponente complejidad de las tormentas en Júpiter. Vórtices caóticos y bandas de nubes coloridas destacan en el panorama del planeta, mostrando patrones de turbulencia y movimientos espirales especiales. Estas características fueron resaltadas gracias al procesamiento de datos en bruto, donde técnicas avanzadas permitieron intensificar los contrastes y colores, haciendo visibles detalles antes imperceptibles.
Según Space, las fotos ofrecen una visión sin precedentes de la atmósfera del planeta, donde fenómenos como las franjas turbulentas y los vórtices brindan información clave sobre los procesos meteorológicos.
Además de Júpiter, la nave Juno capturó imágenes detalladas de Amaltea, una de sus lunas internas. Este pequeño satélite, apodado “luna papa” por su forma irregular, muestra una superficie cubierta de cráteres y un característico tono rojizo, producto de su constante exposición a partículas cósmicas.
Para resaltar sus características en el oscuro fondo espacial, se aplicó un ajuste de balance de blancos, lo que permitió observar con claridad sus propiedades superficiales. Con apenas 84 kilómetros de radio, Amaltea se presenta como un objeto muy particular dentro de los cinturones de radiación de Júpiter, ofreciendo nuevas pistas sobre la interacción de cuerpos celestes en ambientes extremos.
Por último, el Proyecto Jovian Vortex Hunter, impulsado por la agencia espacial estadounidense, involucró a miles de voluntarios en el análisis de las tormentas jovianas. Este esfuerzo colaborativo permitió clasificar los vórtices por tamaño y color, estableciendo conexiones interesantes entre estas características y la química atmosférica de Júpiter.
Gracias a esta experiencia se descubrió, por ejemplo, que los vórtices blancos o marrones, de mayor tamaño, predominan en los polos, mientras que los rojos tienden a formarse en bandas de latitud específicas. Estos hallazgos, difundidos por la Sociedad Astronómica Americana, abren la puerta a nuevas hipótesis sobre las interacciones entre la meteorología y la composición química del gigante gaseoso.