La "calculadora del cuidado", una herramienta para conocer el valor del trabajo invisibilizado

¿Cuándo alguien se enferma te encargas vos? ¿Cuánto tiempo le dedicás por día a lavar, ordenar, tirar, cocinar, comprar, pedir turnos, acompañar al médico, preparar las cosas para el colegio? Estimá el valor mensual de ese trabajo.

¿Cuándo alguien se enferma te encargas vos? ¿Cuánto tiempo le dedicás por día a lavar, ordenar, tirar, cocinar, comprar, pedir turnos, acompañar al médico, preparar las cosas para el colegio, asear y cuidar a otras personas o mascotas? ¿Sentís que no pudiste hacer “nada de tu día” porque se te fue en obligaciones y responsabilidades?

El Trabajo Doméstico y de Cuidados No Remunerado (TDCNR) permite que otras personas vean sus necesidades de cuidados satisfechas, puedan participar en el mercado laboral, estudiar o disfrutar del ocio, cuenten con un espacio en condiciones, se alimenten y reproduzcan sus actividades cotidianas, entre otras.

La distribución del TDCNR es estructuralmente desigual (según la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género): 9 de cada 10 mujeres realizan estas tareas, dedicando 3 veces más tiempo que los varones.

Por eso el TDCNR es parte del sistema que perpetúa la distribución desigual del trabajo, quitándole el tiempo de quién las resuelve y la oportunidad de llevar a cabo otras actividades.

calculadora trabajo

La “Calculadora del cuidado” estima el valor mensual del trabajo según las actividades que hacemos y nos da el dinero que pagaríamos si contratáramos a alguien para que haga esa labor.

El TDCNR es el sector que más aporta a la economía: representa un 15,9% del PBI. Por eso, la plataforma, busca generar conciencia en torno al esfuerzo en tiempo y dinero que significan estás tareas invisibilizadas.

Según el informe de la DNEIyG: “Esta distribución asimétrica contribuye a explicar que su participación en el mercado laboral sea más baja que la de los varones. También incide en que tengan trabajos más precarios, que implican a su vez una mayor desprotección social; por ejemplo no tener acceso a una obra social y, en un futuro, tener una mayor dificultad para acceder a una jubilación por no tener aportes. Las mujeres presentan mayores niveles de desocupación, ganan menos y, por consiguiente, son más pobres. En este sentido, es imprescindible entender que las condiciones del trabajo remunerado están estrechamente ligadas a cómo se resuelven las tareas no remuneradas”.

En la violencia económica el agresor, a través de diferentes artilugios, hace que la víctima dependa económicamente de él. Además puede imposibilitar su capacitación y desarrollo profesional, incumplir con el pago de la cuota alimentaria, reclamar constantemente a la víctima por la forma que ha gastado y cómo ha gastado el dinero, o no valorando y menospreciando el trabajo que hace como ama de casa e infravalorando su papel.

La violencia económica y patrimonial está compuesta por una serie de mecanismos de control y vigilancia sobre el comportamiento de las mujeres con relación al uso y distribución del dinero, junto con la amenaza constante de no proveer recursos económicos. Este tipo de prácticas exponen las relaciones de poder que se establecen entre hombres y mujeres.

De este modo, la propuesta de estimar y monetizar el TDCNR es una forma de cuantificar el aporte que resulta clave para el funcionamiento de la economía en su conjunto. Visibilizar la desigual distribución de las tareas domésticas legitima y da valor social a las iniciativas públicas que se vinculen con la temática.

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