De la Traffic roja a los prostíbulos de Bolivia: las otras pistas que marcaron la incansable búsqueda de Marita Verón

Un nuevo dato surgido en Paraguay podría marcar el final de una búsqueda que se ha extendido por más de 20 años, con un sinfín de pistas e hipótesis inconclusas, gracias al impulso y la lucha de su madre, Susana Trimarco.

A más de veinte años de la desaparición de Marita Verón, una nueva pista en Paraguay vuelve a encender la esperanza de que el caso pueda finalmente resolverse. Susana Trimarco, la madre de Marita, desaparecida en Tucumán desde el 3 de abril del 2002, reveló este viernes que viajará a Paraguay para confirmar la información y la nueva pista que surgió en el país limítrofe sobre una persona, ya fallecida, que presentaba similares características a la de su hija.

Hacía mucho tiempo que no se producían novedades acerca de la misteriosa desaparición de la joven tucumana, que fue vista por última vez cuando salió de su casa rumbo a un turno médico y nunca regresó. Desde entonces, su mamá emprendió una búsqueda incansable que expuso redes de prostitución, corrupción policial y complicidades judiciales.

A lo largo de dos décadas, esa búsqueda estuvo signada un sinfín de pistas y datos que, uno tras otro, condujeron a callejones sin salida. La hipótesis fueron y vinieron por diferentes provincias y países, pero siempre se toparon contra la imposibilidad de confirmar el paradero de Marita. Es por eso que las expectativas de que el cuerpo encontrado en Paraguay sea el de Marita son bajas, tanto para los investigadores como para la propia Susana Trimarco: "Yo me voy a ir, quiero ver y que me digan si era ella y estaba viva", afirmó en una charla con C5N esta tarde.

La desaparición y las primeras sospechas

El día de su desaparición, Marita, de 23 años, vestía jeans, una remera rosada y sandalias. Su madre denunció el hecho de inmediato y comenzó a recorrer hospitales y comisarías. Una semana después, una mujer declaró haberla visto siendo forzada a subir a una camioneta Traffic roja por varios hombres. Esa primera pista llevó a sospechar que Marita podría haber sido secuestrada por una red de trata de personas, una hipótesis que con el tiempo se consolidaría como la más firme y es la que se mantiene hasta hoy.

En los meses siguientes, surgieron testimonios que la situaban en prostíbulos de La Rioja y Catamarca, donde habría sido explotada sexualmente. Algunas mujeres rescatadas en operativos posteriores afirmaron haber compartido cautiverio con ella, mientras que otras decían haberla visto con vida en diferentes puntos del norte argentino. Sin embargo, ninguna de esas declaraciones pudo ser verificada de forma concluyente.

En el submundo de las redes de trata

Las investigaciones impulsadas por Trimarco en busca de su hija revelaron un entramado complejo de redes de trata con protección policial y vínculos políticos en distintos puntos del país. La madre de Marita, sin recursos ni respaldo institucional, comenzó a infiltrarse en prostíbulos simulando ser clienta o reclutadora, logrando rescatar a más de un centenar de mujeres en condiciones de explotación. Ese trabajo derivó en la creación de la Fundación María de los Ángeles (el verdadero nombre de Marita), una organización dedicada a asistir a víctimas de trata y explotación sexual.

El caso también expuso las debilidades estructurales de la Justicia argentina. El proceso judicial se caracterizó por su lentitud, las irregularidades y la falta de coordinación entre las jurisdicciones provinciales. En 2012, diez años después de la desaparición, 13 acusados fueron absueltos por el tribunal de Tucumán, en un fallo que generó una fuerte reacción social. Tras la apelación de Trimarco, la Cámara Penal condenó a 10 de ellos en 2013, reconociendo que Marita había sido víctima de una red de trata, aunque su paradero continuó siendo desconocido.

Pistas hacia ninguna parte

A lo largo de los años, distintas hipótesis se sucedieron. Una de las más persistentes sugiere que Marita habría sido trasladada a Bolivia o Paraguay tras ser obligada a prostituirse en prostíbulos del norte argentino. Otros informes judiciales indicaron que podría haber sido asesinada poco después de su secuestro, aunque nunca se hallaron restos que lo confirmaran.

En varias ocasiones se realizaron excavaciones en terrenos rurales y allanamientos en burdeles desactivados, tanto en Tucumán como en La Rioja, sin resultados concluyentes. En 2022, el Equipo Argentino de Antropología Forense analizó restos hallados en un descampado cercano a Yerba Buena, pero los estudios de ADN descartaron que pertenecieran a la joven.

La hipótesis de la trata sigue siendo la más sólida, respaldada por los testimonios de mujeres liberadas que aseguraron haberla visto en prostíbulos clandestinos y por la estructura delictiva que operaba en la región al momento de su desaparición. Sin embargo, la falta de pruebas materiales ha impedido cerrar el caso judicialmente.

Una causa que cambió la historia

El caso de Marita Verón trascendió su dimensión policial para convertirse en un símbolo nacional contra la trata de personas. Su impacto fue tal que impulsó la sanción de la Ley 26.364 de Prevención y sanción de la trata de personas y asistencia a las víctimas, en 2008, y la posterior reforma de 2012, que eliminó el requisito del consentimiento de la víctima, fortaleciendo la protección de mujeres y adolescentes en situación de vulnerabilidad.

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