Big Ari, tras el violento asalto comando en su casa: "Fue un calvario interminable"

El ex participante de Gran Hermano relató el violento robo que sufrió junto a sus padres, de 87 y 76 años, en su vivienda. “Nos ataron, rompieron todo y estuvieron más de dos horas adentro. Se llevaron dólares, euros y equipos de música”, contó.

Ariel Ansaldo, conocido popularmente como "Big Ari" por su paso por Gran Hermano, vivió una madrugada de terror en la casa que comparte con sus padres. Un grupo comando irrumpió armado en la vivienda, los redujo y permaneció más de dos horas saqueando cada ambiente.

“Estamos devastados. Agotados. Mi mamá está con miedo. Quedan las secuelas del trauma, la ansiedad, la culpa… y la bronca por la impunidad”, expresó Ansaldo en diálogo con C5N al relatar el episodio ocurrido cerca de las 00.05 del jueves.

Según su testimonio, todo comenzó cuando escuchó ruidos mientras estaba acostado. “Se metieron con pistolas y linternas, con la cara tapada con pasamontañas. Me redujeron, me ataron y me llevaron con mis viejos. Desbarataron toda la casa, querían dólares. Les decíamos que no teníamos plata”, recordó.

El asalto fue violento y prolongado. “Rompieron floreros, heladeras, todo. Se llevaron 500 dólares, 400 euros, pesos, objetos de valor y electrodomésticos. Estuvieron dos horas y veinte minutos adentro. Fue un calvario interminable. Se terminan adueñando de tu casa, de tu vida”, describió.

Durante el ataque, sus padres, de 87 y 76 años, sufrieron crisis nerviosas. “Mi mamá se desmayó la primera media hora. Mi viejo empezó a hiperventilar. Bastante valientes los dos. Yo le decía que aguante, que no se resistiera”, contó.

Ansaldo aseguró que los ladrones actuaron con precisión y sin dejar rastros improvisados. “No eran tumberos. Eran prolijos, bien vestidos, con un lenguaje coloquial. A los diez minutos me reconocieron, salvo que haya sido una pantomima. Pero que me hayan reconocido fue peor: pedían más plata”, relató.

El ex participante de Gran Hermano cerró su testimonio con una mezcla de angustia y frustración: “Cada minuto que pasaba estaban más seguros de sí mismos y querían robar más. Revisaron todas las habitaciones. Hicieron lo que quisieron”. Hasta el momento no hay ningún detenido por el robo.

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