Murió Rosa Roisinblit, presidenta honoraria de Abuelas de Plaza de Mayo y referente de la lucha por los derechos humamos

La histórica dirigente de la organización, quien fuera vicepresidenta hasta el 2021, fue una figura central en la búsqueda de cientos de bebés nacidos en cautiverio durante la última dictadura cívico-militar. En 2000 se pudo reencontrar con su nieto, Guillermo Pérez Rosinblit, que nació en la ESMA.

A los 106 años murió Rosa Tarlovsky de Roisinblit, presidenta honoraria de Abuelas de Plaza de Mayo, una de las figuras centrales de la organización en la búsqueda de hijos y nietos secuestrados, desaparecidos y robados durante la última dictadura cívico-militar.

La noticia fue confirmada por Abuelas en un comunicado: "Rosita se fue a los 106 años recién cumplidos, con un enorme trabajo y trayectoria como referente de derechos humanos en el país y en el mundo", informó. Además, la recordó como "una gran compañera, amiga leal, siempre dispuesta a hacer lo que la institución requiriera" y expresó un profundo agradecimiento por su entrega, solidaridad y amor en la búsqueda de los nietos.

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Rosa nació el 15 de agosto de 1919 en Moisés Ville, provincia de Santa Fe y se recibió de obstetra en la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Fue partera jefa de la Maternidad Escuela de Obstetricia de Rosario. En 1949 se mudó a Buenos Aires y dos años después se casó con Benjamín Roisinblit.

Su única hija, Patricia Julia Roisinblit, nacida en 1952, militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y luego se sumó a Montoneros junto a su pareja, José Manuel Pérez Rojo. El 6 de octubre de 1978, Patricia, de 25 años y embarazada, junto a José Manuel y su hija de entonces un año, Mariana Eva, fueron secuestrados por una patota de la Fuerza Aérea y enviados a la Regional de Inteligencia Buenos Aires (RIBA). Mariana Eva fue devuelta horas después a la familia.

Rosa Roisinblit
Rosa Roisinblit junto a sus nietos Mariana y Guillermo Perez Roisinblit.

Rosa Roisinblit junto a sus nietos Mariana y Guillermo Perez Roisinblit.

Luego, Patricia -que llevaba ocho meses de embarazo- fue trasladada a la Escuela de Mécánica de la Armada (ESMA), donde el 15 de noviembre de 1978 tuvo un hijo en cautiverio, Rodolfo Fernando, en un parto asistido por el obstetra del Hospital Naval Jorge Luis Magnacco. El niño fue apropiado por una familia perteneciente a la Fuerza Aérea. Rosa lo buscó por décadas hasta que en abril de 2000, a partir de una denuncia anónima, se pudo reencontrar con su nieto, Guillermo Pérez Rosinblit.

Abuelas recibió una denuncia anónima, el 13 de abril de 2000, donde alertaba que el agente civil de la Fuerza Aérea, Francisco Gómez, y su esposa, Teodora Jofré, tenían un niño inscripto como hijo propio con una partida de nacimiento falsa. Tras hablar con su hermana, Mariana Eva, el joven aceptó realizarse los análisis inmunogenéticos. El 2 de junio de 2000, la genetista Mary-Claire King confirmó su filiación con Patricia y José mediante ADN mitocondrial, ratificado en 2004 por el Banco Nacional de Datos Genéticos

Guillermo (nombre que adoptaría más tarde) recordó a su apropiador, Francisco Gómez, como "una persona extremadamente violenta" y el doloroso descubrimiento de que su madre había sido mantenida prisionera por el mismo hombre al que él creció llamando "papá".

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A pesar de que se reencontró con su nieto, Rosa siguió trabajando en Abuelas: "No estaba acá solamente para buscarlo a él, sino a todos los que faltan”, expresó. Fue vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo hasta 2021, cuando por su edad pasó a ser Presidenta honoraria de la institución.

Su nieta, Mariana Eva Pérez, la despidió en redes sociales: "Para mí sos eterna", expresó. Rosa recibió numerosos reconocimientos, incluyendo el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de Rosario, el Premio Anual Azucena Villaflor, la Mención de Honor Juana Azurduy, y el Reconocimiento del Senado de Santa Fe. Quienes la conocieron la evocan por su memoria prodigiosa, su amor por el tenis y el tango, y su alegría en los festejos.