El presidente vivió una semana frenética en su primer viaje internacional al Foro Económico de Davos, obsesionado con las repercusiones en redes sociales y con apoyos ilustres como el de Donald Trump y Elon Musk. Ajenos a las críticas que generó un discurso que parece acuñado en otra época y totalmente alejado de los temas que el capitalismo discute hoy, los libertarios celebraron likes, memes de dudoso gusto y views como si estuvieran reformando, no ya la Argentina, sino el mundo.
Algo parecido probablemente les esté sucediendo en el ámbito doméstico con las negociaciones por la ambiciosa Ley Ómnibus. La pretensión del oficialismo de obtener media sanción esta semana quedó frustrada, al igual que la exigencia de que se apruebe sin modificaciones.
Por lo pronto, resignado a que la urgencia que quiso imponerle al debate no surtió efecto ni con los más colaboracionistas de la oposición, el Presidente se vio obligado a firmar la extensión de las sesiones extraordinarias hasta el 15 de febrero. Pero además, aceptó la sugerencia de los siempre dispuestos Cristian Ritondo, María Eugenia Vidal y Diego Santilli de que realice modificaciones en el articulado que le permitan obtener más apoyo.
Por estas horas, ni siquiera está claro si los opositores dialoguistas apoyarán en comisiones el proyecto del Ejecutivo o si será al revés, con La Libertad Avanza firmando dictamen de sus socios circunstanciales.
El Gobierno aspira a tener la media sanción el jueves, un día después de la huelga general organizada por el movimiento obrero y la manifestación a la que asistirá buena parte de quienes se sienten afectados por el DNU, la ley y sus medidas económicas. A sabiendas de que la masividad de la marcha tendrá un efecto político ineludible, la gestión Milei ha desplegado todo su dispositivo disuasorio.
Milei en Davos
Milei celebró su discurso en Davos por redes sociales, con memes cuanto menos polémicos.
El anuncio de que se descontará el día a los estatales que paren por parte del insólito vocero Manuel Adorni, el intento de que los privados hagan lo mismo, la habilitación de una línea telefónica para denunciar supuestas presiones sindicales y los intentos de negociar en privado parece que no surtirán mucho efecto, pero, sin embargo, el Gobierno insiste en el esfuerzo de minimizar algo que será muy masivo seguramente.
A su lado, todo el dispositivo mediático y de redes busca recordarle a los convencidos todos los prejuicios sobre el sindicalismo que ya tienen. Aunque parte de ese dispositivo comienza a resquebrajarse prematuramente porque el establishment periodístico recibe de modo muy negativo las violentas menciones que el propio Presidente hace de comunicadores que hacen comentarios o brindan información que lo enoja.
En cuanto a la Ley Ómnibus, cuando todo parecía encaminado en Diputados, el Gobierno volvió a insistir en pedir facultades delegadas para el Presidente por dos años y en acortar las economías regionales que estarían exentas de retenciones. Eso aquietó la marcha del acuerdo. Habrá que ver cómo se definen las negociaciones el fin de semana y el lunes para saber si el martes habrá dictamen de comisiones.
Mientras tanto, la oposición kirchnerista y sus anexos intenta recuperarse del golpe de la derrota electoral. Esta semana pudo verse una demostración de esto en la reunión que los dirigentes tuvieron en la Casa de la Provincia de Buenos Aires. Allí, con Axel Kicilloff con anfitrión, mandatarios provinciales, intendentes, legisladores, dirigentes sindicales y de movimientos sociales se reunieron para expresar sus críticas a las decisiones del gobierno de Milei y su apoyo a la marcha del 24.
La integración de la reunión no es fortuita porque está claro que hoy, los únicos que se muestran son quienes tienen responsabilidad de gestión, legislativas o de representación. El panperonismo no está en condiciones de pasar a la ofensiva luego de años de muchísima desarticulación que se trasladó a la gestión nacional y por eso espera los tiempos de la sociedad. Aún parece incierto el modo y el momento en el que abandonará esa actitud conservadora y pasará a la ofensiva con propuestas y una idea distinta de país.
Más allá de que más tarde o más temprano esa posición termina siendo estéril porque le regala la iniciativa y la agenda a Milei y el macrismo, está claro que es demasiado rápido también para que la sociedad vuelva a valorar positivamente una alternativa luego del frustrante gobierno de Alberto Fernández.