Los jubilados marcharan nuevamente este miércoles al Congreso para exigir un aumento en los haberes y en el bono mensual, en un contexto de creciente presión social sobre la Casa Rosada. La protesta se da luego del revés electoral de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires, resultado que expuso debilidades en el oficialismo y aceleró cambios en el gabinete.
El Gobierno anunció este mismo miércoles la designación de un nuevo ministro del Interior, en un intento de ordenar la gestión y enviar una señal política tras el golpe en las urnas. La movilización de los jubilados, uno de los sectores más castigados por las políticas de ajuste del Gobierno, agrega un frente de conflicto a la administración que busca recuperar iniciativa.
Como ocurre cada miércoles, el Congreso amaneció vallado y rodeado de un fuerte operativo de seguridad. El antecedente inmediato de otras marchas en el lugar, que derivaron en represión y choques con las fuerzas policiales, alimenta la tensión en el desarrollo de la jornada.
La marcha se convierte así en un test político: mientras los jubilados reclaman en la calle, el oficialismo intenta recomponerse tras la derrota bonaerense y mostrar que mantiene el control en el Congreso, epicentro de la protesta social y foco de la vigilancia gubernamental.