El fiscal Carlos Stornelli, rebelde persistente cuando el por entonces juez de Dolores Alejo Ramos Padilla lo citó para ser indagado en la causa del falso abogado Marcelo D’Alessio, ahora apela a las creencias en lugar de pedir investigar y generar prueba en el caso de la Gestapo sindical.
“No creo que haya existido una Gestapo para perseguir a sindicalistas”, fue la respuesta de Stornelli ante la consulta del periodista de TN Nicolás Wiñazki sobre el funcionamiento de la mesa judicial armada por Mauricio Macri y María Eugenia Vidal para perseguir a los dirigentes sindicales.
La postura de Stornelli de creer o no creer es una clara muestra del descrédito que atraviesa la Justicia argentina, ya que su rol como hombre de leyes es investigar, o al menos solicitar que se investigue ante la prueba de un hecho de suma gravedad institucional como supone utilizar las herramientas del Estado para hostigar a los dirigentes opositores.
Una vez más Stornelli prefiere jugar al distraído y hablar de causas judiciales que se tramitan en juzgados federales, pero omite adrede que muchos de los “carpetazos” armados, varios de los cuales lo tienen como impulsor, terminaron en absoluciones o falta de mérito.
Nombrado como fiscal federal en 1993, durante el gobierno de Carlos Menem, Stornelli ha tenido una carrera serpenteante. Desde 2007 cuando Mauricio Macri, por entonces presidente de Boca, lo nombró como secretario de seguridad del club, ha trabado una amistad con el líder del PRO y se encarga de velar por sus intereses políticos. Su postura ante lo evidente reafirma que su balanza judicial está desbalanceada.