Así se vivió la previa de San Cayetano: en medio de la llovizna, la fe en una mano salvadora

La fila de fieles se extendió una cuadra, refugiados debajo de plásticos, por la llovizna. Los grupos de peregrinos caminaron desde la casa de Evita en Los Toldos, desde Luján y La Matanza.

Fue una jugada de Dios. La última misa del martes, día previo a la fecha del patrono del pan y el trabajo, justo en el momento final para la bendición con agua bendita, los fieles y sus pertenencias ingresaron al santuario de San Cayetano, en Liniers. Los peregrinos y no eran cualquiera, ni improvisados.

La Flaca, la única mujer, Nachito el joven, los mellizos Ale y Norberto, Ariel y el Pato, ya ganan fama en la iglesia y en los movimientos sociales, ellos integran Misioneros de Francisco. Habían salido de Luján hacia Los Toldos, puntualmente de la casa-museo de Evita, justo el día del paso a la eternidad de la jefa espiritual de la Nación, el 26 de julio. A Liniers llegaron agotados. Pero renovados de fuerzas y felices cuando llegaron con las imágenes de la Virgen de Luján y el Negro Manuel al hombro y los recibieron con aplausos en la iglesia hasta llegar al altar.

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Los peregrinos en el santuario de San Cayetano, en Liniers.

Los peregrinos en el santuario de San Cayetano, en Liniers.

Fue el celebrante de la misa, el obispo villero, Gustavo Carrara, quien los hizo acomodar y los presentó por el micrófono. Llevaban más de 250 kilómetros a pie, a razón de 20 o 30 kilómetros por día, y solo comiendo para el almuerzo. Muchos sacerdotes en el camino les cerraron las puertas. Como nunca antes había ocurrido no fueron acogidos. Pero no le aflojaron. Venían con la imagen “Fratelli Tutti” (Hermanos Todos) que habían recuperado luego de haberla dejado en la casita de Evita, pero que la había tomado para sí un exintendente. Con ella siguieron adelante pese a todo, incluso el frío helado como en Bragado.

Sí recibieron la fraternidad de los más sencillos. Con eso alcanza y sobra. Si hasta el más pobre o el laburante les da mil o dos mil pesos en mano para el agua o la comida. Fue en la fila que llegaba a Cuzco 150 y seguía hacia la calle Bynnon, una cuadra de extensión, que los peregrinos pasaron con las imágenes y levantando aplausos, cánticos y muchas manos que tomaban gracia de las imágenes de la patrona argentina y su fiel cuidador, Manuel.

Allí estaban los devotos de San Cayetano que se protegían, a modo de techo, con bolsas de plástico negras que ataban entre las vallas que formaban la fila. También se daba de comer y allí había otra fila de gente parada. El clásico camión que provee de agua estaba rodeado de jóvenes Scouts que entregaban el agua potable o mate cocido a quien pedía. Muchos otros andaban con bandejas de pan para compartir gratuitamente en la fila.

Los peregrinos que llegaron de Los Toldos, luego de pasar toda la fila, se sentaron en la vereda. “¿Quieren milanesas? Son gratis”, se escuchó. Hace muchos días no comían carne. Fue maná del cielo. La familia Benítez, vendedores de la localidad de Garín, en cada previa al 7 de agosto hacen este gesto de proveer alimento. No cualquiera. Milanesas exquisitas. Un matrimonio con una joven hija y una nuera, que de regalo se llevaron una canción con guitarra criolla por el Pato Duna: “Paz, pan y trabajo a los de abajo, a los de abajo. Y una espiguita de amor, sin glifosato te lo pido mi Señor”.

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La última misa del martes, día previo a la fecha del patrono del pan y el trabajo.

La última misa del martes, día previo a la fecha del patrono del pan y el trabajo.

Terminada la canción con guitarra se asomaron otros peregrinos. También cantando, con imagen de la Virgen y miembros de Misioneros de Francisco pero que habían salido de la Basílica de Luján el día anterior. Entre ellos estaba el más longevo de los peregrinos de estas tierras, Pedro Peralta, de 76 años y 56 en pareja. Bailaba cuando se cantaba un tema con guitarra y lloraba en silencio cuando tocaba la imagen de la Virgen recuperada de Los Toldos.

Desde La Matanza hubo dos convocatorias de peregrinación a pie. Una salió de la nueva iglesia San Cayetano, en ruta 3 y vía de Casanova, y la otra de la rotonda de San Justo. Ambas convocadas por los obispados y motorizadas por los curas villeros, entre ellos el Padre “Tano” Angelotti.

Los curas villeros y los curas de las barriadas matanceras escribieron documentos denunciando la desocupación, el trabajo precario y sin derechos. El ajuste liberal aprieta el alma. Los pobres cada vez más pobres en el país de la fértil y enorme pampa húmeda.

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Todos los presentes en Liniers quieren una mano salvadora de San Cayetano.

Todos los presentes en Liniers quieren una mano salvadora de San Cayetano.

Todos los presentes en Liniers quieren una mano salvadora de San Cayetano, ya sean vendedores de espigas o fieles. A las 22.30 los curas de San Cayetano llevaron la imagen devoción, siempre detrás del vidrio, al escenario en la vereda del Santuario. Lo institucional formal cerró. Los fieles en calle.

Este miércoles, bien temprano, a las ocho de la mañana en Cuzco y Av. Rivadavia habrá bendición de las herramientas de trabajo de las cooperativas y luego seguirán a Plaza de Mayo. Allí está prevista para las 13 horas una gran concentración de trabajadores, con derechos por la CGT y sin ellos de la UTEP, junto a organismos de derechos humanos y estudiantiles.

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