El papa León XIV y la administración de Donald Trump mantienen un fuerte enfrentamiento debido a la política migratoria en Estados Unidos. La disputa escala desde hace tiempo por las críticas del pontífice nacido en Chicago hacia las deportaciones masivas impulsadas por la Casa Blanca. El líder de la Iglesia católica fundamentó su postura en la defensa de la dignidad humana y las enseñanzas del Evangelio.
Según BBC, el conflicto involucra a la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), organismo que emitió un inusual mensaje en el que manifestaron la "preocupación por la situación en evolución que afecta a los inmigrantes en los Estados Unidos". Los prelados manifestaron su inquietud ante lo que definieron como "un clima de miedo y ansiedad" en el país. El texto contó con el respaldo explícito de León XIV para frenar la retórica deshumanizante. "Es muy importante", respaldó el Papa.
La tensión impacta directamente en la base electoral del Partido Republicano, donde uno de cada cinco estadounidenses profesa la fe católica. Figuras clave del gabinete como JD Vance, Marco Rubio y Linda McMahon pertenecen a esta religión. Sin embargo, el ala conservadora de la Iglesia exige que el Vaticano evite la interferencia en asuntos de seguridad nacional.
Jesse Romero, conductor de un podcast católico cercano al oficialismo, expresó el malestar de este sector hacia la figura del Papa. "El Papa debería decirnos cómo llegar al cielo. No tiene autoridad sobre el gobierno", sentenció el presentador.
Desde la Casa Blanca, Tom Homan, quien está a cargo del control migratorio de Estados Unidos, también rechazó la intervención eclesiástica en la gestión de fronteras. El funcionario afirmó que los líderes religiosos "necesitan dedicar tiempo a arreglar la Iglesia católica" en lugar de cuestionar al Estado. Anteriormente, la secretaria de prensa, Karoline Leavitt, desmereció las acusaciones del Papa de trato inhumano hacia los migrantes.
La resistencia católica se manifiesta en acciones judiciales y protestas frente a centros de detención del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) en ciudades como Chicago. La Coalición para el Liderazgo Espiritual y Público (CSPL) presentó una demanda federal en la que denunció al gobierno por impedir el sacramento de la comunión y la asistencia espiritual. "Es algo que antes se permitía y que ahora se prohíbe", afirmaron los representantes.
Obispos rechazaron las políticas antiinmigratorias y la violencia de ICE
El obispo Joseph Tyson, representante de la diócesis de Yakima, lidera la defensa de las familias inmigrantes en el estado de Washington. Él asegura que la Iglesia no aboga por las fronteras abiertas, sino que está en contra de la "deportación indiscriminada". Los sacerdotes instruyen a sus fieles a portar documentación en todo momento para evitar detenciones arbitrarias.
David Gibson, analista del Centro de Religión y Cultura de la Universidad de Fordham, considera este enfrentamiento como un hecho sin precedentes. Señaló que muchos de los conservadores "están enojados y quieren decirle a la Iglesia que se calle". Esto sucede, según Gibson, porque esperaban un cambio respecto al Papa antecesor, Francisco, quien era expresamente defensor de la justicia social y migración.
Según el especialista, el gobierno de Trump especula con que el apoyo de los católicos blancos compensa el costo político de pelear con el Papa. Gibson concluyó: "La identidad católica en los Estados Unidos es la de una iglesia de inmigrantes".