La OTAN interceptó a cinco aviones rusos que volaban cerca de Lituania

En medio de una oleada de incursiones rusas en Polonia, Estonia y Rumania, la Organización del Tratado del Atlántico Norte detectó nuevamente la presencia de aeronaves en territorio de un país aliado. Por su parte, el Kremlin criticó como "muy irresponsables" la advertencia sobre el posible derribo de sus aviones.

En medio de una oleada de incursiones de cazas rusos en Polonia, Estonia y Rumania, en las últimas horas la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) interceptó a cinco aviones rusos que volaban cerca de Lituania.

Según informó la OTAN, dos aviones de combate húngaros despegaron desde la base de Siauliai, que pertenecen a una misión de policía aérea del Báltico, para poder interceptar a cinco cazas próximos al espacio aéreo de Lituania: tres Mig-31, un Su-30 y un Su-35.

Esta no es la primera vez que ocurre una situación de este estilo, sino que en los últimos días, aeronaves y drones rusos violaron el espacio aéreo de países que pertenecen a la OTAN.

Días atrás, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, remarcó que el accionar ruso supone una "amenaza inmediata", previo a enfatizar que defenderán "cada centímetro de su territorio".

Por su parte, el portavoz de la Presidencia rusa, Dimitri Peskov, aseguró que "son afirmaciones muy irresponsables", ante la posibilidad de que los aviones rusos sean derribados: "Las acusaciones sobre qué aviones de Rusia violaron el espacio aéreo de otros e invadieron sus cielos son infundadas".

La incursión de los cazas rusos en Lituania se suma a una serie de incidentes similares en las últimas semanas, lo que subraya la creciente agresividad de Moscú en la región. Hace poco más de una semana, Polonia denunció que al menos 20 drones rusos entraron en su espacio aéreo y fueron derribados por los militares.

El domingo pasado, Rumania también informó que un dron ruso violó su espacio aéreo durante un ataque aéreo contra Ucrania, lo que activó una alerta de seguridad. Estos sucesos se interpretan como una estrategia deliberada de Moscú para probar los límites de la defensa de la OTAN, generando una alarma generalizada entre los miembros de la Alianza.

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