China: habrá que escanear un QR en los baños públicos para conseguir papel higiénico

El mecanismo funciona a través de una aplicación en el teléfono móvil. Al escanear el código, se activa un anuncio comercial que debe ser visto por completo antes de que el dispensador se ponga en marcha.

Las autoridades chinas pusieron en marcha una innovadora y controvertida estrategia para regular el consumo de papel higiénico en los baños públicos. Este nuevo sistema requiere que los usuarios escaneen un código QR para obtener una cantidad limitada de papel.

El mecanismo funciona a través de una aplicación en el teléfono móvil del usuario. Al escanear el código QR, se activa un anuncio comercial que debe ser visto por completo antes de que el dispensador libere la porción de papel asignada. Si el usuario necesita más cantidad de la proporcionada o no desea esperar a que termine el anuncio, puede pagar un pequeño cargo, equivalente a unos siete centavos de dólar, para obtener hojas adicionales.

Según informes de los medios locales, el gobierno chino defiende la medida como una solución necesaria para prevenir el derroche. Esta no es la primera vez que el país recurre a la tecnología para optimizar el uso de este recurso. En 2017, un sistema de reconocimiento facial fue implementado en los baños del Parque del Templo del Cielo en Pekín. La medida, que limitaba la cantidad de papel por persona, tenía como objetivo evitar el hurto y garantizar la disponibilidad del servicio para todos los visitantes.

La implementación de este sistema se alinea con el uso extensivo de la tecnología de vigilancia en la vida cotidiana en China. Un ejemplo destacado es el Sistema de Crédito Social, una iniciativa nacional diseñada para evaluar la fiabilidad de ciudadanos y empresas. Este sistema monitorea una variedad de comportamientos, desde el cumplimiento de pagos y las infracciones de tráfico hasta las publicaciones en redes sociales, y asigna una puntuación que influye en los privilegios o restricciones a los que una persona puede acceder.

Una buena puntuación en el sistema de crédito social puede otorgar beneficios significativos, como el acceso a préstamos más asequibles, billetes de transporte más económicos y un trato preferencial en las oficinas gubernamentales. Por el contrario, una puntuación baja puede resultar en serios castigos. Estos pueden incluir prohibiciones de viaje, la pérdida de empleos e incluso una disminución en la velocidad de la conexión a internet. Además, en algunos casos, las personas con baja puntuación pueden ser incluidas en listas negras de acceso público.